Una de las novelas más vendidas en el país asiático fue escrita por un surcoreano-estadounidense. Hay paralelismos con Kazuo Ishiguro.
El Premio Nobel para Kazuo Ishiguro es una prueba de los efectos insospechados que toma la globalización en el ámbito de la cultura y la creación. Este escritor nació en 1954 en Nagasaki, nueve años después de que esa ciudad fue arrasada por la bomba H. Su padre, que era oceanógrafo, aceptó una propuesta laboral y se fue a vivir a Inglaterra con la familia. Ishiguro no regresó nunca a Japón y se convirtió en un escritor en lengua inglesa.
A pesar de que Ishiguro es británico y su obra es claramente la de un autor occidental (Franz Kafka es una de sus referencias más notables), también ha reflejado en sus textos su origen japonés, especialmente esa preocupación nipona sobre el período anterior a la Segunda Guerra Mundial. Sus dos primeras novelas están justamente ambientadas en Nagasaki, aunque luego el escenario de sus siguientes historias se ha trasladado a otros lugares y tiempos, como el centro de Europa y la Inglaterra medieval.
Ha llamado la atención el costado pop de Ishiguro, pues quiso ser cantante, empezó escribiendo guiones de televisión e incluso ahora, a pesar del prestigio intelectual que le da el Nobel, tiene la intención de realizar cómics.
Lo curioso es que hay autores que son parecidos a Ishiguro y que, quizás, terminen por convertirse en tan prestigiosos como él. El más notable es Peter Tieryas, cuyo nombre completo es Peter Tieryas Liu y quien ha logrado un éxito singular con ‘Estados Unidos de Japón’, una ucronía (relato de realidad alternativa) que parte de una simple pero compleja pregunta: ¿Y si el imperio japonés hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial a EE.UU.?
Las similitudes biográficas con Ishiguro están en su vinculación al espectáculo, ya que Tieryas se ha desempeñado como caracterizador de personajes de filmes comerciales como ‘Guardianes de la Galaxia’, ‘Lluvia de hamburguesas’ y ‘Alicia en el País de las Maravillas’.
En lo más vital, Tieryas también es un inmigrante infantil, pero nacido en Seúl que terminó en California y cuya carrera literaria también comenzó en inglés. Pero el detalle es que Tieryas sí triunfó en Japón antes que el mismo Ishiguro, prácticamente un desconocido en su tierra hasta el anuncio del Premio Nobel.
‘Estados Unidos de Japón’ se publicó en el 2016 y se convirtió en uno de los libros más vendidos y comentados del año en ese país asiático, algo inusual para textos en inglés y más aún firmados por un surcoreano (aunque Tieryas hizo ‘trampa’, pues el apellido Liu no salió en la portada).
Este libro está lejos de la hondura poética de Ishiguro, pero es despiadadamente directo y concebido para que el lector sienta que está mirando una película. Tieryas hace gala de su experiencia en el cine para ofrecer personajes delineados y claros, que cargan con un pasado que se va revelando poco a poco, una técnica para mostrar que nadie es como aparenta y así sorprender cada tanto al lector, atrapado por las desventuras de los protagonistas.
Lo más controversial está, sin embargo, en la ambientación, construida bajo la premisa inicial de que Japón ganó la Segunda Guerra Mundial. La clave de una ucronía correctamente resuelta está en la proyección de una realidad lógica a partir de un suceso específico que lo cambió todo. En este caso, ese suceso es el ataque sorpresa a Pearl Harbor, que el autor plantea se realizó mucho después de los hechos reales.
Desde ahí, Tieryas dibuja un fascinante mundo alterno, con la costa del Pacífico de Estados Unidos dominada por el Imperio japonés, que en esa época era una dictadura militar y ultranacionalista, que consideraba al emperador una deidad y que ejercía el poder con el horror de la opresión.
La novela se ubica sobre todo en California, en unos años 80 muy tecnológicos, con internet en todo lado, celulares de alta gama y ‘mechas’, esos robots gigantes que constituyen un género cultural en Japón. Pero también existe una despiadada censura y un implacable control a todo lo que podría oler a sedición o simplemente disensión. Eso incluye los juegos de video, tan populares que una división del Ejército se encarga de supervisar a los jugadores, y de arrestarlos si acaso muestran tendencia a la subversión.
Si Ishiguro se basó en los traumas de la bomba atómica de su familia para sus novela ‘Pálida luz en las colinas’, Tieryas concibió ‘Estados Unidos de Japón’ luego de una reflexión doble, primero sobre la inferioridad con la que se presentan los personajes de origen asiático en las historias occidentales, algo que le consta.
Y segundo, por su condición de surcoreano inmigrante que, cuando visitó Seúl, sintió agresión porque usaba una consola Nintendo ‘made in Japan’, lo cual lo llevó a investigar sobre la ocupación nipona y sus sueños expansionistas en Asia.
En un primer nivel, el lector de esta novela puede quedarse prendado por los detalles de la cultura pop japonesa y también por los apartados históricos (¡los nazis aparecen como dueños de la parte atlántica de EE.UU.!). Pero en otro nivel más profundo se desarrolla un retrato del totalitarismo, que obliga a las personas a desarrollar máscaras para ocultar quiénes realmente son.
Se verá si Tieryas realiza una carrera similar a la de Ishiguro, pero sí se puede tener expectativas de lo que puedan producir autores como los dos, influenciados por una inmigración que demuestra que todos, al final, somos uno.
Peter Tieryas
Nació en Seúl, el 20 de diciembre de 1979, pero vive en Estados Unidos desde niño. Trabaja para Sony Pictures Imageworks y antes fue colaborador de la desarrolladora de videojuegos LucasArts. Su primera novela, ‘Bald New World’, fue considerada entre las mejores de ciencia ficción del 2014. También ganó el Folio Prize del 2015, un reconocimiento a lo publicado en Inglaterra.