Campeonato relampago de futbol de no videntes en la Carolina. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
José Oliver Gómez tiene 48 años. En 1990 sufrió un accidente de tránsito en el que perdió las córneas de sus ojos. Ahora, tiene 100 por ciento de discapacidad visual.
Pero, esto no ha sido un impedimento para que pueda practicar fútbol sala. La mañana del sábado, junto a otras 30 personas con discapacidad visual, disputó el campeonato de indorfútbol denominado Tigres de Oro, en las canchas del parque La Carolina.
Los deportistas que participaron en esta actividad demostraron en la cancha que, cuando la pelota está en su poder, tienen una capacidad excepcional para dominarla y gambetear a sus rivales.
Utilizan una pelota que posee cápsulas sonoras en su interior y que pesa 600 gramos. Esto les permite, escuchar cuando la pelota está en movimiento y , de esta forma, pueden dirigirse hacia donde está.
Este deporte para personas no videntes se basa en decir ciertos códigos como el “voy”, para saber cuando alguien va en busca de la pelota y no chocarse entre ellos. Además, dos personas ubicadas detrás de los arcos indican a los jugadores hacia dónde dirigirse.
Édison Gordón, es profesor de educación física y fue quien organizó el evento. Explica que este deporte no es nuevo, ya que está regido mundialmente por la Federación Internacional de Deportes para Ciegos, el cual se juega con las mismas reglas dispuestas por la FIFA .
En ese sentido, el objetivo de las personas no videntes fue captar la atención de las autoridades, para buscar espacios adecuados donde puedan practicar fútbol sala.
Como José Oliver Gómez, las personas no videntes quieren formar parte, además, de una selección de fútbol que represente a Ecuador en los Juegos Paralímpicos. A escala nacional, Gordón explica, hay 20 equipos de no videntes, en Quito él los entrena para que tengan una alternativa.