Con aplausos y ovaciones fue recibido ayer Sebastián Marroquín, protagonista del documental ‘Pecados de mi padre’, en una de las salas del cine Ocho y Medio, en el norte de Quito.
Algunos de los asistentes se pusieron de pie para felicitar al hijo del desaparecido narcotraficante colombiano Pablo Escobar, por decidirse a participar en el documental dirigido por el argentino Nicolás Entel.Acompañado por Manolo Sarmiento, director del festival EDOC, Marroquín subió al escenario y agradeció al público por acudir, “ a pesar de que la proyección del filme fue un domingo en la mañana”, bromeó.
La sala estuvo llena, incluso en medio de los pasillos se colocaron sillas de madera para dar comodidad a los asistentes que ya no encontraron una butaca. Muchos otros no pudieron entrar, ya que las 119 entradas se agotaron. Ellos esperaron para ingresar y escuchar el foro entre Marroquín y el público.
José María Loyola no alcanzó a comprar una entrada, tampoco pudo ver el filme en el Teatro Universitario (el jueves, en la inauguración de los EDOC) , pero ayer no quiso perderse el diálogo con el personaje.A las 11:45 aproximadamente se iniciaron las preguntas. Las personas miraban atentamente al personaje de ‘Pecados de mi padre’. Él, con mucha calma y haciendo pausas entre sus respuestas, como pensando cada palabra, contestaba las inquietudes, que no dejaban de llegar.
El micrófono se paseaba por las manos de los curiosos, quienes en reiteradas ocasiones felicitaron a Marroquín.
En las butacas había personas de toda edad; niños, jóvenes y adultos llegaron hasta la sala de Ocho y Medio para ver el filme. Oswaldo Almeida, de 69 años, acudió con su familia.
Almeida dijo que el momento de violencia que se vive en el mundo lo motivó a ir. “Esta clase de documentales nos dan una idea real de la vida que tiene un narcotraficante, no las telenovelas que se transmiten sin ningún tipo de censura en la televisión”.
Ese cuestionamiento también se reflejó entre las preguntas del foro. Allí no solo se habló sobre dar más espacio de difusión a este documental, sino también se criticaba la facilidad con la que se exponen los lujos, el dinero y los excesos que tienen los narcotraficantes.
En esto coincidió también José Vega, de 59 años. El padre de familia aseguró salir satisfecho de la sala, ya que pudo ver “la contraparte de las historias comunes que se ven a diario”.
Tania Zabala, de 25 años, también dijo haber recibido lo que esperaba de la proyección del documental. Aunque ella asistió motivada por el morbo que generan estos temas, acotó que el documental fue enriquecedor para su vida y su forma de pensar.
Al terminar el foro se escuchaban expresiones como “¡qué buena película!”, o “se debería dar más espacio a estos temas”. El jueves pasado, en la inauguración de los EDOC, también hubo ovación para Marroquín.