Ingerir alimentos sanos en horas establecidas y evitar el consumo de comida rápida y alcohol son recomendaciones para una dieta saludable. Foto: Inimage
Cada persona es un universo distinto, por lo tanto, requiere de un plan de alimentación personalizado y elaborado de acuerdo a su talla, peso, contextura física, pero, sobre todo, de acuerdo a sus objetivos. Lo mismo sucede con las personas que atraviesan los 20, 30, 40 años…
En los 40, por ejemplo, es importante limitar el consumo de grasas e incorporar más dosis de vitaminas y minerales en la dieta diaria, pues según los especialistas es una edad en la que se gana peso con mucha facilidad.
Según Susan Boweman, Directora de Formación de Nutrición de Herbalife, hay que ‘personalizar’ las décadas con un tipo de ejercicio y de alimentación porque en cada etapa las personas –hombres y mujeres- necesitan de ciertos cuidados y tipos de alimentación para mantenerse saludables. En todas esas décadas, aclara, es importante la actividad física.
La sugerencia del ginecólogo Santiago Córdova, jefe del área del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Metropolitano de Quito, es de no menos de 30 minutos de actividad física al día.
A los 20 años, por ejemplo, es vital establecer hábitos de alimentación ya que esta es una época de transición: del ámbito universitario al laboral, en la que muchas veces prima el consumo de comida rápida y alcohol. Es una edad en la que también se realizan varias actividades a la vez, lo que supone un consumo importante de calorías. De ahí la necesidad de establecer horarios y menús para evitar enfermedades como la anemia, desnutrición o sobrepeso.
De acuerdo con la especialista, el régimen alimenticio que se establezca en esta década es probable que se mantenga por el resto de la vida. Si evita el alcohol a esa edad es posible que también lo haga a los 30, 40 o 50 años. Por ello la importancia de incorporar el gusto por el consumo de alimentos llenos de nutrientes y alejados de las grasas saturadas o trans que llenan de calorías ‘vacías’ y que hacen daño al organismo. En esa lista de productos nocivos para el organismo también está el alcohol.
Boweman sugiere la presencia –en el desayuno, almuerzo y merienda- de proteínas, carbohidratos y grasas buenas. En esa última lista figuran los frutos secos, pescado, aguacate, aceite de oliva, entre otros.
Con la incorporación de esos hábitos se evitará la incorporación de dietas forzosas, por lo tanto, de subidas y bajadas bruscas de peso, que en muchas ocasiones afectan la autoestima.
Otra de las recomendaciones es consumir suficiente calcio, ya que es una edad en la que los huesos se fortalecen. El calcio está presente en los lácteos, verduras de hoja verde y en los alimentos enriquecidos como el pan o galletas. Su consumo le permitirá un desarrollo placentero, lejos de enfermedades como la osteoporosis u osteopenia.
La ingesta de hierro también es importante para evitar a la anemia. Este mineral está presente en las carnes rojas, fréjoles, cereales fortificados. La especialista aclara que si una persona es intolerante a algunos de esos alimentos, siempre hay opciones para reemplazarlos. Lo importante, recalca, es incorporar minerales tan esenciales como el hierro en la dieta diaria. Una de las funciones del hierro es la de transportar el oxígeno.