Nadie puede negarle al presidente Ollanta Humala su derecho a indignarse porque la televisión le ofrece hechos que él preferiría no ver. El Mandatario reclama al menos 15 minutos de noticias positivas como si uno las pudiera fabricar así, a pedido. Lo que su indignación nos revela, sin embargo, es que no entiende de qué se trata el trabajo periodístico.