Tras la ingesta de ‘natem’ (o ayahuasca), Raquel Antun Tsamaraint tuvo una visión. Ella y los miembros de su tribu con los que estaba en el río tenían grandes garras y manchas negras en la piel, como el tigre al que llaman ‘yanpinya’. Ella quiso hablar, pero solo articuló un rugido.