La luz solar del atardecer quiteño traspasa las cortinas e ilumina débilmente la mesa de trabajo. En su superficie reposan en desorden intencionado paletas con manchas multicolores, pinceles con cerdas finísimas, limas de uñas, un envase de 485 mililitros de acetona azul claro…
Trabajos de tres aficionadas del nailart, que se inspiran en películas o series de televisión, demuestran la alta gama de detalles que este tipo de expresión artística implica.