Los años han tratado con crudeza a industrias tradicionales niponas como la del kimono, cuyos artesanos se han visto obligados a emplear sus técnicas milenarias para crear productos más novedosos como fundas para "tablets".
Los convencionalismos y formalidades a la hora de vestir el kimono no amedrentan a los jóvenes japoneses, que cada vez con más frecuencia reinventan su estilismo vistiendo el traje tradicional nipón acompañado de accesorios occidentales.