El hueco que se formó en la calle Andrade Marín y av. Eloy Alfaro se convirtió en una especie de atractivo turístico. El lado occidental de la vía estaba abierto al tránsito y desde allí, los choferes de autos, buses y el gusanito, que da vuelta el parque La Carolina, se daban un tiempo para ver el hundimiento.