Pesan apenas un cuarto de gramo, pero son el cuerpo de Cristo para los cristianos. Y en estos días, esas hostias se producen en grandes cantidades porque se necesita más de medio millón para cubrir la demanda que habrá en las misas campales que presidirá el papa Francisco, en Quito y Guayaquil.
Por primera vez en 150 años una comunidad de monjas enclaustradas abrió al público las puertas de su monasterio, en el centro de Quito, con motivo del aniversario de su llegada a Ecuador.
Luego de 150 años, las madres agustinas abren su convento para que el público las visite. Foto: AFP