"El que no inventa no vive”, decía Ana María Matute, la niña que comenzó a escribir a los 5 años y que ayer (25 de junio de 2014) se ha ido para volver a su bosque y seguir fabulando en compañía de sus duendes y hadas, para inventar y no perder ese “mundo de papel” que le salvó la vida en la tierra.