El arte de tomar el té es herencia de una cultura milenaria

Dominar el arte de tomar el té requiere un estudio dedicado de entre dos a tres años. Foto: Pixabay

Dominar el arte de tomar el té requiere un estudio dedicado de entre dos a tres años. Foto: Pixabay

Dominar el arte de tomar el té requiere un estudio dedicado de entre dos a tres años. Foto: Pixabay

Desde 1587, la ceremonia del se formalizó como un evento en el que cada elemento tiene un significado. Sin embargo, data desde antes de 1100, cuando se estilizó como un ritual que lo practicaban monjes budistas. Los samurais también lo empezaron a practicar por sus códigos de valor y ética. Este evento era vetado para las mujeres hasta 1895. En la era de Meiji, cuando se permitió la apertura de Japón al mundo moderno, también se integró a la mujer en las celebraciones.

Para aprender correctamente todos los modales, formas de preparación del té, comportamiento durante la ceremonia, la decoración y el uso de la vajilla es preciso un estudio dedicado, se calcula que puede demorar entre dos a tres años hasta dominar el arte de tomar el té. Pero existen cuatro preceptos por los cuales se guía esta ceremonia. Los mismos que se aplican a todos los aspectos de la celebración.

Megumi Ichikawa, experta en turismo, cuenta la importancia de estos cuatro puntos: ‘Wa’ es la armonía que debe tener un balance entre los humanos y la naturaleza; ‘kei’ es el respeto que se debe tener por el resto de personas –en la ceremonia no existe distinción de clases sociales- y por la cultura; ‘sei’ es la pureza de corazón para mantener la concentración y estar en calma durante el evento; ‘Iiaki’ la tranquilidad que evoca esta tradición. Al dominar estos valores se llega al conocimiento completo de la ceremonia.

Para entender un poco más los conceptos Ichikawa indica, por ejemplo, que cada ceremonia debe tomar en cuenta la estación (primavera, verano, otoño, invierno). De acuerdo a la estacionalidad se debe acoplar la vajilla para estar en armonía con la naturaleza. Así mismo, los dulces que acompañan al evento tienen decoraciones que se adaptan al clima. Por ejemplo, en otoño-invierno se puede consumir camote dulce con fréjol en pastel. Para la exposición que realizó en el restaurante Maki en la Noche de Japón, realizada el jueves -26 de noviembre-, compartió este pastel en forma de nevado para honrar al Cotopaxi, puesto que cada cosa debe tener un significado.

En la Noche de Japón en el restaurante Maki se hizo una exposición sobre esta tradición. Foto: Ana Belén Veintimilla / EL COMERCIO

La ceremonia del té ahora también se disfruta de manera casual en Japón con invitados para cumpleaños o reuniones familiares, aún así conserva la línea de la elegancia y el respeto en cada paso que se da. Mantener los dedos índice, medio, anular y meñique juntos durante toda la ceremonia es otro ejemplo de un signo de elegancia.

Sentados a la mesa del té existen varias actividades que se realizan antes si quiera de probar un bocado de té. Una de ellas es colocar los palillos sobre un papel en la mesa. Por cada bocadito que se vaya a tomar se empieza ofreciendo a la siguiente persona. Sin embargo, este ofrecimiento en el que se pronuncia la palabra ‘osakimi’- no es más que un signo de respeto para anunciar a la siguiente persona que se cogerá un bocadito.

Los movimientos para colocar el té deben ser lentos. Se inicia por colocar agua caliente solo para calentar el plato y mantener la limpieza. Se continúa poniendo el matcha o té verde en polvo -que tiene un sabor amargo- y se mezcla con una brocha hasta que salga espuma. Este acto lo realiza el o la anfitriona quien debe girar el pocillo dos veces antes de ofrecer al primer invitado. El primer invitado debe girar el plato antes de tomar un bocado. Estas rotaciones permiten que los asistentes reciban la vajilla de frente y puedan apreciar su decoración. Una vez que se ha tomado un bocado es necesario hacer un complemento sobre la vajilla.

No es sencillo formar parte de la ceremonia que permite adentrarse en la cultura japonesa. Para ello, se requiere de una invitación formal puesto que uno de los requerimientos es conocer cada uno de los pasos que se dan casi como en una coreografía. Creando así un espectáculo lleno de respeto, tradición y comida.

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