El asalto al alcalde Augusto Barrera es una muestra de los problemas de Quito al cambiar de año. Pero la seguridad no es, por cierto, el único reto. Tenemos a la vista un aeropuerto casi paralizado y con sus vías bajo la amenaza de ser tan congestionadas como las calles de la ciudad, un pico y placa ya superado ampliamente por el crecimiento automotor y, por añadidura, exigencias y atrasos por doquier. Los esfuerzos municipales del año 2010 –en buena hora casi difunto- han sido plausibles en algunos sectores pero ahora están sometidos a un desafío implacable. Felizmente, la inseguridad quiteña no se ha reflejado –como en otras ciudades- en asesinatos. Pero sí en índices muy altos de asaltos personales y robos a domicilio. El delito en alza es un serio problema en la capital y alrededores. Ojo.
La renegociación del nuevo aeropuerto de Quito dio inicialmente algún resultado económico favorable, según se anunció. Pero a la larga va convirtiéndose en un mal negocio y circulan cifras inquietantes sobre las pérdidas reales. Durante el año que termina prácticamente no hubo avance en las obras y tampoco se ha iniciado la “vía Gualo”, que es uno de los aportes del Gobierno. Se espera que en el primer trimestre- se reinicie el trabajo con ímpetu para que la gran obra termine en el 2012. Ojalá.
El alcalde Barrera afrontó con entusiasmo su misión y con valor el plan pico y placa, pero la realidad va confirmando que los desafíos pendientes eran muy serios y grandes en todos los frentes. El pico y placa, por ejemplo, se va quedando corto. En el 2010 aumentaron 45 000 vehículos y el próximo año pasarán de 50 000 más. El metro, posible gran solución, está en proceso de estudios y con la oferta de entrar en la esperada línea de apoyo gubernamental. El plan contempla 14 nuevas vías de descongestión.
Las “ciudades satélites” –Cumbayá, Mitad del Mundo, Los Chillos- continúan formando parte del club “tierra de nadie”, en que fueron incluidos en las anteriores administraciones municipales y provinciales. Mientras tanto siguen aumentando las congestiones y en el caso de Cumbayá se unen al problema que se perfila con miras al transporte dirigido al nuevo aeropuerto.
Los temas pendientes son varios –parques, basura, organización institucional- y uno de ellos se refiere a la expectativa por el apoyo real del Gobierno central. Por cierto, las relaciones entre el Gran Jefe Correa y el burgomaestre Barrera son reconocidamente positivas, hay ofertas oficiales, Quito sigue en su crecimiento impulsado por la emigración interna y por la actividad privada. Los presagios del censo hablan de una aproximación a los tres millones en el Gran Quito. La ciudad Carita de Dios necesita el aporte de todos. Un feliz 2011.