El exasambleísta y exministro de Cultura Paco Velasco, promotor de los movimientos callejeros contra Lucio Gutiérrez, ha vuelto diez años después a Los Shyris para manifestarse a favor del Gobierno y para dar cátedra de democracia. Tal como lo repitieron después varios miembros del Gobierno, sostuvo que solo hay dos opciones democráticas: elecciones o revocatoria; la otra vía -dijo sin inmutarse- es la conspiración. Afortunadamente hay más.
Tras regresar a Quito a defender los llamados proyectos de herencias y de plusvalía, el Presidente retó a la oposición a pedir la revocatoria de su mandato, un planteamiento que no ha tenido eco, entre otras razones por la desconfianza en la autoridad electoral cuando está de por medio el Gobierno. A Democracia Sí le negaron el pedido por razones formales.
En la noche, Correa retiró temporalmente los proyectos bajo el argumento de que el país necesita un ambiente de paz para la visita del Papa. Luego, el Gobierno ha buscado concretar el debate ofrecido por el Presidente, pero con los interlocutores, el temario y la metodología definidos por él. Es difícil imaginar la ruta que pudiera tomar un diálogo en esas condiciones. El problema es que la propuesta no genera confianza y se ve como un modo de ganar tiempo. Los antecedentes no juegan a favor, pues se ha excluido sistemáticamente de las decisiones no solo a aquellos que no ganaron en las urnas sino a los que no son parte de la mayoría. Ese estilo no se cambia de la noche a la mañana y, de hecho, persiste en las piezas comunicacionales que no han dejado de emitirse luego del llamado al debate.
La respuesta más radical es que los dos proyectos se retiren; algo a lo que el Gobierno no está dispuesto. Pero si la revocatoria y el diálogo no lucen como caminos realistas, debe explorarse con seriedad el de la consulta popular. Y no solo para los dos temas que hoy se debaten sino para la reelección presidencial, que se ha pretendido aprobar por simple enmienda.
Se pueden incluir, como ha amenazado varias veces Correa para disuadir a quienes invocan el mecanismo, más temas. Uno puede ser la explotación en el Yasuní, hoy que el precio del crudo está bajo y el Papa ha lanzado su tan aplaudida Encíclica ‘verde’. Si bien Francisco critica la apatía de estados y empresas para actuar, resalta la necesidad de convertir a las comunidades ancestrales en interlocutores a la hora de decidir grandes proyectos.
Frente a la pretensión de perpetuarse en el poder, hay quienes insisten en que la lucha debe ser en las calles -como en las épocas del ex ministro- y concluir con una Constituyente para restituir la institucionalidad con un gran acuerdo. La vía intermedia es ir a unos comicios sin posibilidad de reelección inmediata y en los cuales el país decida si quiere o no un Estado dirigista. La antes socorrida y ahora aborrecida consulta lo posibilitaría.
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