Apenas 48 horas después de que Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos se supo que a principios de este mes ingresó al Congreso legislativo estadounidense un proyecto de ley para retirar a ese país de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Según el sitio en Internet del Congreso, el proyecto H.R. 193 – conocido como la Ley de Restauración de la Soberanía Estadounidense – se presentó a la Cámara de Representantes el 3 de enero y se remitió a la Comisión de Asuntos Exteriores.
Aunque su título oficial indica que pretende cesar la membresía de Estados Unidos en la ONU, la iniciativa legislativa también propone revocar el acuerdo de 1947 que permite que la sede del foro mundial se encuentre en territorio estadounidense, poner fin a las operaciones de mantenimiento de la paz, acabar con la inmunidad diplomática y dejar de participar en la Organización Mundial de la Salud.
Si el proyecto de ley es aprobado, la ley entrará en vigor dos años después de su firma.
No obstante, la iniciativa legislativa “solo tiene seis patrocinadores en este punto – un puñado de republicanos de extrema derecha y libertarios -, por lo que dudo que llegue muy lejos”, opinó un profesor de política estadounidense.
Independientemente del número de patrocinadores y si el proyecto finalmente es aprobado o no, el hecho es que la intención del gobierno de Trump de retirarse de la ONU sería de fácil aplicación.
De hecho, bastaría con que Washington se abstuviera de pagar su parte del presupuesto del foro mundial -o incluso retrasar el pago- para que colapse toda la estructura de la ONU.
La ONU en bancarrota
Esto ocurriría en uno de los peores momentos de las finanzas de la organización que, de hecho, está en bancarrota. Día tras día, sus agencias desde el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) hasta el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados – lanzan desesperados pedidos de fondos para hacer frente a una crisis humanitaria sin precedentes.
Además, el eventual retiro de Estados Unidos dejaría a la ONU en manos de grandes empresas privadas. En los últimos años, varias trasnacionales han sido las principales donantes de las operaciones humanitarias del foro mundial.
Este escenario conduciría a este sistema multilateral único a ser dirigido por grandes empresas. Este riesgo no debe descartarse, ya que en este caso la ONU les proporcionaría una cobertura “legal” necesaria a sus acciones, cualesquiera que sean.
¿La ONU? ¡Solo es un club!
El presidente Trump resumió su pensar acerca de la organización internacional en uno de sus mensajes por la red social Twitter, cuando escribió “la ONU tiene un gran potencial, pero en este momento es solo un club para que la gente se reúna, converse y se divierta”.