Son solo 41 los conductores de autobuses sancionados por la Agencia Metropolitana de Transportes entre el 11 de noviembre y el 4 de abril por ser sorprendidos al corretear con sus colegas en Quito.
Esta práctica habitual en calles y carreteras hay que cortarla de raíz. Muchos accidentes de tránsito con víctimas mortales ha sufrido el país, y hay que poner un freno a raya a esta situación.
Consultadas en reiteradas ocasiones, las autoridades ven en la caja común una solución. Se trata de que todos los ingresos se concentren para evitar que se compita por captar más pasajeros, aun a riesgo de la seguridad de los viajeros y la propia de los conductores.
El coronel de Policía Juan Zapata, experto en seguridad, considera empero que la aplicación de la caja común no es suficiente. Señala que se requiere una concienciación y cultura vial de conductores y usuarios del sistema de transporte público.
Otra solución que no termina de implementarse es la de los GPS, los sistemas satelitales con varios propósitos: ubicar cada vehículo de transporte público del país, asegurar los flujos y cumplimiento de horarios y vigilar los límites de velocidad. Además, evitar asaltos.
También debiera ser obligatorio el control automático de seguridad, es decir, un limitante mecánico para que no se pueda acelerar más allá de los límites que manda la Ley.
La vida de los pasajeros, de los choferes y la convivencia civilizada imponen este tipo de medidas urgentes.