Una inusitada actividad polÃtica se ha desatado en la región, la cual permite avizorar que, la aparente hegemonÃa construida por caudillos populistas, instalados por años en la administración de sus paÃses, ahora se siente amenazada. HabrÃa que empezar por la isla caribeña en la que sus setentones lÃderes se han visto en la necesidad de liberar a quienes tenÃan recluidos por intentar expresar libremente sus ideas asà como a admitir, aunque solapadamente, que el modelo socialista por ellos edificado ha sido un ruinoso fracaso que ha sumido en la pobreza a la mayorÃa de sus ciudadanos, claro está, con excepción de los que pertenecen a la nomenclatura. Qué modelo de bienestar habrán construido que, a la primera oportunidad, según la prensa local, más de treinta mil cubanos se han filtrado al paÃs que no precisamente es un ejemplo de bonanza económica. Tal es el punto de la conflagración ideológica actual que, el mismo dÃa que asume al poder el nuevo Presidente colombiano, reaparece en la isla el octogenario lÃder, queriendo ejercer de moderno oráculo cuando ha sido el responsable de llevar a su pueblo, a tÃtulo de una revolución, al desastre. Pero no hay que desconocer su presencia mediática que pretendió competir en atención a lo que sucedÃa en tierras cafetaleras.
AllÃ, semanas atrás se habÃa desatado otra refriega verbal por las revelaciones del saliente Mandatario colombiano en el sentido que su vecino del norte alberga a narcoguerrilleros. Después aparece un reportaje en el que se da cuenta de cómo la inseguridad campea en suelo venezolano y la manera que su Gobierno es condescendiente con las milicias armadas que supuestamente están prestas a defender al Régimen. Los portavoces del Gobierno se han apresurado a desmentir aquello pero en la mira mundial está presente el estilo ejercido por el coronel golpista, ahora en riesgo de perder la hegemonÃa de la que goza en la Asamblea, después de las elecciones que se celebrarán a inicios de septiembre.
Lo que suceda en los próximos años en tierras llaneras repercutirá con lo que acontezca en Cuba y otros paÃses de la región. Más sagaz, el Presidente colombiano, con sus declaraciones pausadas y medidas, parecerÃa que se toma un tiempo para ver el desenlace de los acontecimientos. Su gestión recién empieza y tiene la gran ventaja que su paÃs está en etapa de crecimiento, por el momento, es un asunto bajo control.
También pesará lo que suceda en las elecciones de octubre en el gigante sudamericano. Uno serÃa el escenario con un Gobierno que podrÃa continuar en manos del Partido de los Trabajadores y otro si la socialdemocracia retorna al poder. Los grupos extremistas se sentirÃan más cómodos con una administración silente ante los atropellos a las libertades cometidas por sus dirigentes. En suma, un nuevo mapa polÃtico se podrÃa delinear en el continente.