‘Viviremos una fiesta”, con esa consigna llegaron miles de hinchas de Liga Deportiva Universitaria al estadio Casa Blanca, escenario en el que ayer se disputó la final de ida de la Copa Sudamericana, frente a Universidad de Chile.
Las palabras de aliento para el equipo albo se multiplicaron en las diferentes redes sociales, pero en especial por Twitter, medio por el cual los aficionados se comunicaban con sus colegas de fútbol. Allí hablaban de la posible alineación que utilizaría el profesor Edgardo Bauza, pero también sobre jamás dejar de alentar al equipo. Y así lo hicieron los cerca de 40 000 aficionados del club merengue, cumplieron a cabalidad con su consigna.
Las puertas del escenario se abrieron cerca de las 16:00, y desde ese momento los hinchas apoyaron a su equipo. Inicialmente lo hicieron con palmas mientras
ascendían por las escaleras que conducían al interior del estadio, después con cánticos.
Una vez en el interior del escenario, a las 17:00, cuando las localidades de generales estaban completamente abarrotadas de aficionados, la hinchada sorprendió a los pocos seguidores de la ‘U’ de Chile exhibiendo una enorme bandera de color blanco, con el distintivo de los dueños de casa.
El ambiente previo al partido internacional estuvo amenizado por ritmos bastante movidos. Por los parlantes que reposan en el estadio del club albo se escuchó
reggaetón, un poco de salsa y hasta se programó canciones de origen portugués. Esos temas disiparon el intenso frío que sentían los hinchas, pues varios de ellos decidieron seguir el ritmo de las canciones con el movimiento de sus cuerpos. Poco tomadas en cuenta, en cambio, fueron canciones que suenan en partidos de la Selección Nacional de Fútbol.
A las 18:00 los hinchas decidieron omitir un repertorio de temas en honor a Liga de Quito y prefirieron entonar los suyos. Los bombos y las voces de las decenas de hinchas fueron instrumentos suficientes para hacer vibrar los vidrios de las cabinas de radio. El “dale, dale, dale albo…” fue unos de los temas recurrentes.
Y con ese tema, precisamente, los asistentes saludaron a los jugadores a través de la pantalla gigante. Por ese medio los aficionados observaron bajar a sus jugadores del nuevo bus del club. Ezequiel González y Hernán Barcos fueron los más aplaudidos.
En el cotejo, los aficionados de la Universidad de Chile también lucieron motivados, aunque sus voces sonaron muy bajito. De vez en cuando se dieron tiempo para aplaudir y cantar las barras del club, sobre todo cuando los hinchas de Liga de Quito tomaban un descanso mientras decidían los temas a entonar.
Antes de partido, en las afueras del estadio no se registraron incidentes. Así lo confirmó la teniente coronel Margarita Pereira. Según esta autoridad, miembros de la Policía Nacional fueron los encargados de velar por la seguridad de los asistentes. Para ello utilizaron 280 uniformados. Una veintena de ellos sirvió como cordón de seguridad entre la barra de Universidad de Chile y Liga de Quito, en la platea general sur.
El cotejo se vivió desde las gradas con alegría, intensidad, tal como lo anunciaron los hinchas por las redes sociales. El recibimiento fue vibrante, el mismo que contrastó con la salida de los jugadores al final del partido.