El hombre que ayudó a tres obreros atrapados en una alcantarilla será sepultado en el cementerio de San Diego. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
La sede de la Liga Barrial de San Roque, en el centro de Quito, acogió los restos de José Arequipa, el hombre, de 37 años, que ayudó ayer a tres obreros atrapados en una alcantarilla.
Familiares y amigos llegaron desde la mañana de hoy, martes 27 de octubre del 2015, al complejo deportivo. Todos quisieron darle el último adiós. Para mañana esta previsto que los restos de Arequipa sean sepultados en el Cementerio de San Diego.
Marta Maigua, esposa de la víctima, dio detalles de lo que ocurrió ayer. Ella, embarazada de tres meses, tuvo antojo de ceviche y salieron en la mañana a comer. Cuando retornaban a casa encontraron un tumulto de gente que gritaba alrededor de la alcantarilla.
La pareja se acercó y se enteró de lo que pasaba. Arequipa no lo pensó dos veces. Se bajó al ducto y ayudó a los tres obreros. Sacó al primero, al segundo y, cuando quiso auxiliar al tercero, llegó un equipo de los bomberos.
Los uniformados rescataron al tercer obrero y a Arequipa. Sus pulmones no soportaron los gases tóxicos que respiró durante los minutos que permaneció en la alcantarilla. “Le dije que no fuera, que no se arriesgara, que pensara en sus hijos”, lamentaba Maigua.
La mujer señaló que autoridades de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) llamaron a la familia y se ofrecieron a ir hoy al velatorio. Maigua dijo no conocer si les ayudarán económicamente.
Según el ente municipal, los tres trabajadores revisaban la conclusión de la obra del Contrato de Reparaciones del Sistema de Alcantarillado de la Unidad de Operaciones Centro, en las calles Abdón Calderón y Chimborazo, sector San Roque.
Arequipa deja tres hijos, de 17, 15 y 9 años, en la orfandad. Stalin, el mayor de ellos, dijo que recordará siempre los consejos de su padre. “Nunca dejen de estudiar y no se junten con malas amistades”.