Grazia Rossi, Patricia Araujo y Abriana Procel en los estudios de Digit-a en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.
Adriana Procel imitó desde pequeña la voz del Pato Donald, una de sus caricaturas preferidas, pero nunca creyó que pudiera imitar la voz de una niña de 3 o 4 años. La locutora y comunicadora guayaquileña transforma su voz frente al micrófono, para pronunciar con la ternura y el entusiasmo de una niña de corta edad frases como “soy una niña grande ahora”, “¡vamos a jugar!” o “te quiero, mami”.
Procel, de 27 años, grabó más de 70 frases para la firma ecuatoriana Digit-a, comisionada para desarrollar en español de la voz de una muñeca que por ahora lleva el nombre ‘Happy hungry baby”. La actriz de doblaje también le puso voz a la Power Ranger amarilla junto con actores como Alberto Pablo Rivera, quien le prestó voz al Power Ranger rojo.
Digit-a tiene entre sus clientes a Hasbro, la compañía de juguetes estadounidense que produce los juguetes de la serie de televisión de los años 90. Y con voces locales le ha dado vida a más de una decena de figuras de acción de los Power Rangers, juguetes de distribución para Latinoamérica.
“Aquí es el lugar donde la magia es posible y tu voz es la protagonista”, dice Procel en el estudio de Digit-a, en el norte de Guayaquil. “Estamos demostrando que no solo en México se realiza doblaje de calidad; en Ecuador tenemos buen acento, pronunciamos bien y tenemos toda la disposición”.
Grazzia Rossi, directora creativa del ala audiovisual de Digit-a, destaca el acento neutral que pueden alcanzar los actores de doblaje a nivel local, un punto intermedio entre los marcados acentos de Sudamérica y Centroamérica. Pero refiere que en este trabajo es importante el profesionalismo, porque las voces “deben sonar igual en el minuto dos que en el 70”.
La firma realiza también el doblaje de videos institucionales y de publicidad para empresas como Nike y Google. Además edita voces de otros idiomas que comisiona a una red internacional liderada por la agencia francesa PrimeVoices.
“Las voces de juguetes y las campañas publicitarias con frases cortas son las más difíciles, porque en ocasiones se requiere incluir tres intenciones diferentes en una frase y un ‘spot’ de 15 segundos” , contó Rossi. Patricia Araujo, ingeniera de sonido de la firma, cuenta que en el caso de la ‘Happy hungry baby’ se requería cantar, tararear e incluso “hacer un ruidito para hacer pipí”.