El moderador debe tener los permisos para silenciar a los participantes. Foto: Freepik.es
El uso de aplicaciones de videoconferencias se ha extendido en todo el mundo debido, sobre todo, a la necesidad de implementar teletrabajo y teleeducación para evitar el contagio del SARS-CoV-2.
Las entrevistas, reuniones familiares y otros eventos virtuales se suman al uso de estas ‘apps’ para videollamadas colectivas. La más renombrada es Zoom, sin embargo, esta popularidad ha hecho que los hackers busquen irrumpir en los videoenlaces.
Esta interferencia tiene ya nombre propio. Se conoce como ‘Zoombombing’ o ‘bombardeos Zoom’. La intención es entrometerse en las reuniones que se realizan a través de la plataforma, generalmente para interrumpir con gritos o contenido de audio y video.
Le ocurrió a la escritora Mónica Ojeda el pasado 8 de marzo en una videoconferencia con estudiantes. Varias personas interrumpieron el enlace y presentaron fotos de mujeres brutalmente asesinadas
El informático Guillermo Fuentes previene que el uso inadecuado de Zoom puede provocar no solo este tipo de interferencias, sino que, incluso, piratas informáticos puedan usar una videoconferencia para obtener las credenciales de inicio de sesión de los usuarios y otra información. Añade que Zoom es un vehículo para plantar malware o virus en las computadoras o servidores.
Para evitarlo, el experto da algunos consejos. El primero es usar siempre una contraseña de reunión. No es obligatoria aún, pero la empresa analiza implantarla ante los problemas de seguridad registrados. Se debe evitar iniciar una sesión como participante en una reunión de Zoom si no se requiere una contraseña.
Por otro lado, se recomienda habilitar y usar la sala de espera virtual de Zoom. Esta alternativa -ubicada en ‘opciones avanzadas’ cuando se configura una reunión- requiere que los asistentes ingresen primero a este espacio virtual. El anfitrión de la cita puede ver quién está listo para unirse a ella y dejarlos entrar, o enviarles un mensaje. También puede sacarlos de la reunión.
Nunca se deben publicar los enlaces de las reuniones virtuales en línea o en las redes sociales. Los números de identificación de la cita y las contraseñas solo se deben compartir por correo electrónico directo, o a través de invitaciones automáticas de calendario a los participantes. Si no es así, cualquier persona con el número de identificación de la reunión puede intentar unirse a ella si no se toman las precauciones debidas.
Fuentes recalca que el organizador de la videoconferencia debe tomar el control de la interacción con los participantes. El icono –con forma de insignia- aparece en la barra de herramientas, en la parte inferior de la pantalla de Zoom. Este permite al anfitrión controlar qué personas pueden compartir su pantalla y también le posibilita bloquearlas, incluso si alguien tiene el ‘ID’ y la contraseña del enlace.
Además, las reuniones virtuales no deben grabarse sin el consentimiento de todos los participantes. Esto porque podrían difundirse en sitios web públicos como YouTube.
A inicios de la pandemia, en mayo de 2020, la fiscal general de Nueva York anunció que había alcanzado un acuerdo con Zoom para mejorar la seguridad de sus más de 200 millones de usuarios. Esto ocurrió luego de la irrupción de desconocidos gritando consignas nazis.