El marchista Daniel Pintado antes de un entrenamiento. Foto: Manuel Quizhpe/ EL COMERCIO
El nacimiento de su hijo Daniel Nicolás, hace dos años, fue decisivo para su carrera. Le sirvió de motivación para continuar en la marcha y aceleró su madurez como persona. Entonces se planteó clasificar a los Juegos Olímpicos de este año en Brasil y lo consiguió, ubicándose 37, con 1:23:44.
Daniel Pintado confiesa que su hijo nació “cuando me estaba desmoronando. Volví a nacer gracias a él”. Evita dar más detalles. Ahora cada entrenamiento y competencia los dedica a Dios y a su heredero. También, destaca el apoyo de su madre Eulalia Álvarez y su esposa Karen Palaguachi.
Insiste que Daniel Nicolás es el motor de su vida. Su aspiración es ser más responsable en cada una de sus obligaciones para ser ejemplo de su hijo. “Tal vez me equivoque mucho, pero gracias a él soy mejor que ayer, mi vida ha cambiado de una manera increíble”.
Quienes lo conocen saben de su potencial y están convencidos que, con apoyo desde todos los ámbitos, el andarín de 21 años será capaz de luchar por el podio mundial. En mayo pasado, terminó 24 en el Mundial de Roma y allí, por equipos, logró la presea de bronce, con Andrés Chocho, Mauricio Arteaga y Jordy Jiménez.
Según Marco Chango, médico de la Federación Ecuatoriana de Atletismo, Pintado tiene potencial y se acerca a las características de lo que era el múltiple campeón mundial de los 20 km, Jefferson Pérez. En la parte física posee cualidades tipo acorde a la marcha mundial: 1,69 metros de estatura y 60 kilos de peso.
El exgaleno del doble medallista olímpico considera que los parámetros biomédicos y biomecánicos son satisfactorios. Durante la competencia, tiene un porcentaje de grasa del 10%. A criterio de Chango, “Jefferson tenía porcentajes inferiores, pero era por su nivel competitivo elevado”.
En la parte biomédica, a nivel de entrenamiento y ritmo de competencia, “tiene entre el 95 y 96% de nivel aproximado que tenía Jefferson en esas edades”. Pintado marcha en la altura a 4 minutos por kilómetro y a nivel del mar a 3, 50 minutos. Su desafío es aguantar ese ritmo en 20 km.
Su mejor marca en 10 km es 39:56.00 y en 20 km es 1:21:49, registrados en Podebrady y Roma, el 2014 y este año, en ese orden. La mejor ubicación como juvenil es el décimo lugar conseguido el 2011 en el Mundial de Lille, Francia. Ostenta títulos sudamericanos prejuveniles y juveniles.
Pérez evitó pronunciarse sobre las características de su coterráneo porque “no tengo datos biomecánicos ni bioquímicos del deportista y no puedo dar un criterio respecto a su fisiología”. Pero, destacó la medalla de bronce obtenida por el equipo nacional en Roma.
Hay quienes cuestionan al marchista cuencano por sus cambios de entrenador. Se formó en la escuela de marcha de los hermanos Luis y Juan Chocho. Luego se preparó con el estratega lojano Luis González, volvió con los Chocho y desde esta semana se entrena con el azuayo Julio Chuqui.
Este último le puso en claro que la disciplina será determinante en su preparación, aunque será flexible en los horarios de llegada si hay un justificativo. “Lo hemos visto crecer y sabemos de su potencial. Él tiene claro sus objetivos”.
González, su extécnico, recuerda que en el 2015 trabajó con Pintado en retomar la confianza de su desempeño técnico porque en el 2014 tuvo varias descalificaciones. El DT lojano está convencido que “Daniel es el futuro de los 20 kilómetros marcha”.
En marzo próximo, Pintado se estrenará México, en el Circuito Internacional de Marcha. Sus retos del 2017 son el Mundial en Francia y los Juegos Bolivarianos en Colombia.