Evo Morales se proclamó presidente de Bolivia. Intenta imponer la fuerza de su sistema controlado y de poder construido (todo bien atado) durante tres períodos seguidos su victoria corta y espuria.
La noticia dice que Él hoy descansa pero la tensión sigue presente en las calles luego de varios días de protestas de los opositores por el manejo del conteo electoral.
Los datos oficiales del Tribunal Electoral arrojan los siguientes resultados: Evo Morales 47.08%. Carlos Mesa, 36.51%.
10.57% que es la distancia justa para ganar en primera vuelta. Pero hay varias denuncias. El conteo se paró por varias horas. Renunció denunciando el acto fraudulento el vicepresidente del Tribunal Electoral. El Técnico Edgar Villegas denunció la manipulación del 3% de las actas.
Luego de la para, no solo el cómputo presidencial adquiere oxígeno suficiente sino los datos del Senado y de la Cámara de Diputados le dan al MAS una victoria, aunque sin la contundencia de otras ocasiones.
La comunidad internacional reacciona. La Organización de Estados Americanos, OEA, formula todas sus inquietudes sobre el proceso electoral y pide que vayan a una segunda vuelta por la pacificación de Bolivia y por su permanencia en democracia. La Unión Europea hace una observación en el mismo tono. El ex Presidente y candidato rival de Morales, Carlos Mesa denuncia un fraude escandaloso. Evo cuenta con el aplauso de Rusia, Cuba y Venezuela…
Pero la historia tiene otros antecedentes que la vuelven truculenta. La Constitución no permite la reelección una vez más. Como Evo Morales quería perpetuarse en el poder convocó a un plebiscito que perdió. El 51% de los bolivianos le dijo no a la reelección. Entonces llegó la treta. Un alto Tribunal dijo que Morales tenía el derecho a volver a ser candidato. La expectativa da para pensar que la protesta se acrecienta; volverían a correr los vientos separatistas que amenazaron con disolver la unidad de Bolivia en años pasados. No todo quedará ahí…