En chacanapamba se construyó una cruz denominada chacana andina, para los rituales. Foto: EL COMERCIO
Al recorrer la parroquia indígena Salasaka, el visitante puede descubrir y conocer los sitios sagrados de este pueblo mitimae que llegó en el año 1 400, desde Bolivia. Ellos se asentaron en el cantón Pelileo, en la provincia de Tungurahua.
Esos lugares fueron localizados tras 25 años de una investigación efectuada por Rufino Masaquiza, un estudioso de la cultura y de la historia de este lugar que se caracteriza por mantener sus fiestas ancestrales. También son famosos sus tapices y es reconocido el tzawar mishki, una bebida que se extrae del penco del cabuyo, cuando este está maduro.
Esa información la recopiló luego de analizar por años un sinnúmero de documentos. También viajó a Bolivia y conversó largas horas con los taitas (los más ancianos del pueblo).
Allí encontró que la vestimenta del Salasaka representaba al cóndor andino por el pantalón y la camisa blanca, y el poncho negro. “Rompí el mito de que los salasakas se visten de negro por la muerte de Atahualpa. Eso es lo que decían algunos historiadores”, comenta.
Ahora, Masaquiza difunde sus conocimientos entre los habitantes de este pueblo y los turistas que lo visitan.
En la actualidad, varios de estos lugares sagrados son usados para desarrollar rituales de sanación a los enfermos, pedir por el bienestar en los negocios realizar matrimonios, aprender a tejer los tapices, interpretar música tradicional, etc.
Esa información atrae al turista Jesús Ortiz, un estudioso de las culturas andinas. El mexicano, que arribó al país el 25 de diciembre pasado, cuenta que es interesante conocer parte de la historia de esta comunidad indígena asentada en Tungurahua y que sus ancestros llegaron de Bolivia.
“Cada uno de los pueblos tiene sus riquezas ancestrales y culturales que de a poco se van recuperando a través de la investigación y la difusión”, asegura Ortiz.
El formaba parte de un grupo de personas que recorrieron la comunidad de Guasalata, en el nororiente del pueblo dividido por la vía Ambato-Baños.
Tras una caminata de 10 minutos, llegaron al árido lugar en donde se levanta uno de los cinco sitios sagrados del pueblo Salasaka, Punta Rumi.
Allí sobresale una piedra gigante, que tiene forma de cráneo. Masaquiza asegura que la piedra es macho y en la parte alta está la hembra. En ese lugar se realizaban rituales para alcanzar la sabiduría de los chamanes. “Ellos venían acá para invocar a los dioses y tenían éxito. También en la sanación de los enfermos. Hay gente y sanadores salasakas”.
Otros de los lugares descubiertos son Cruzpamba o Chacanapamba, Quinllurko (cerro protector, en español), Cruz de Nitón. Lo que no ha logrado localizar todavía es cascada sagrada, donde todos los habitantes del lugar se bañaban para purificar su cuerpo y mente. “La indagación continúa para encontrar este lugar”.
En chacanapamba, al costado oriental de Salasaca, se construyó una cruz denominada chacana andina. En los cuatro puntos cardinales están las fuentes que representan el fuego, el agua, el aire y la Pacha Mama (madre tierra).
A este espacio acuden los sanadores para colocar ofrendas y esparcir el agua y las hierbas. Otra de las actividades en chacanapamba es la celebración de matrimonios de acuerdo con los ritos indígenas.
“Como todos los pueblos ancestrales andinos, Salasaka tiene sus sitios sagrados para las ceremonias indígenas”, explica Javier Jerez, integrante de la junta parroquial.
Quinllurko es conocido como el lugar de la fertilidad y de agradecimiento de los alimentos que brinda la Pacha Mama.
El pasado 24 de diciembre, un grupo de pobladores y estudiosos se reunieron en este sector y pusieron chalinas en el suelo. Sobre las telas de colores colocaron choclos, habas, mellocos, papas, cuy queso, habas cocinadas y otros alimentos. “La madre tierra nos brinda lo necesario para vivir en armonía”, comenta Jerez.
Con una inversión de USD 6 000 se edificó este lugar que fue recuperado tras varios años de indagación.Este y otros sitios habían desaparecido tras la llegada de los españoles.
Masaquiza cuenta que a este sector que ahora es Tungurahua llegaron salasakas arquitectos, artesanos, chamanes y en otras ramas que fueron traídos de Bolivia, en 1 400. Estos últimos fueron quienes localizaron los lugares sagrados. “Luego desaparecieron con la Conquista, pero ahora los estamos rescatando”.
En contexto
Los sitios sagrados de Salasaka fueron localizados tras 25 años de investigar y recopilar los testimonios de los taitas del pueblo. Algunos lugares descubiertos son Cruzpamba o Chacanapamba, Guasalata, Quinllurko (cerro protector en español) y Cruz de Nitón.