La entrada a la piscina tiene un costo de USD 2,50. Se paga 50 centavos más para el uso del sauna y del turco. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
En 33 hectáreas en el sur de la ciudad, los amantes del fútbol, vóley, básquet, tenis, natación y hockey tienen un espacio para practicarlos.
Allí funciona desde 1979 el complejo Fundeporte, que tiene el financiamiento de tres empresas privadas y los ingresos por concepto de entradas y uso de instalaciones.
Esta semana, el Concejo Metropolitano debatió una propuesta planteada en el 2013 por la concejala independiente Luisa Maldonado, para revertir el comodato que tiene la Fundación para el Desarrollo Deportivo (Fundeporte).
La edil critica que se cobre la entrada al parque y el uso de la piscina y de las canchas en un bien municipal; propone que el espacio se convierta en un parque: ‘La Carolina del sur’.
El valor establecido es de 30 centavos por la entrada, USD 2,50 por uso de la piscina y 50 centavos adicionales para usar también el sauna y el turco. Cuando hay un campeonato, se deben pagar USD 3 por el uso de una cancha durante dos horas. Niños y personas con discapacidad o de la tercera edad no pagan.
Pero Fundeporte no solo es un espacio de recreación. En sus instalaciones viven 28 chicos que tienen una beca completa y reciben educación, entrenamiento, alimentación y hospedaje, según María José Molina, vicepresidenta de la Fundación. La entidad ha invertido USD 24,5 millones en infraestructura y USD 74 000 en becas para chicos de bajos recursos, de 10 a 16 años.
La administración del complejo está a cargo de Rocío Ramos y Óscar Zubía. Este último es una de las exglorias de la Liga Deportiva Universitaria y un maestro de fútbol, querido entre las centenas de chicos que han pasado por las clases de fútbol que se imparten allí.
¿Qué significa Fundeporte para él? “La vida, nosotros vimos crecer cada árbol aquí”, dice. Lo que más le importa son esos chicos en situación de riesgo, cuyas vidas mejoraron por la labor de la fundación Su Cambio por el Cambio, cuya escuela está en Fundeporte desde 1990.
Zubía dirigió el complejo entre 1982 y el 2000 y desde el 2015 hasta hoy, y atiende a 300 chicos. Ha sido feliz jugando fútbol con chicos como Miguel Ángel Vargas, de 28 años y Carlos I., de 12.
Vargas entró a Su Cambio por el Cambio a los 6 años. Vivía en el sector de los Dos Puentes cuando sus padres se separaron y lo abandonaron. Su hermano, que tenía 17 años, se hizo cargo de él. Ingresar a esta escuela le cambió la vida.
Él cree que de no haber tenido este espacio, sería un delincuente o estaría muerto. Ahora trabaja como entrenador de fútbol para la fundación que lo educó y trata de ayudar a otros chicos que, como él, han tenido una infancia difícil.
Algo que le hace feliz es reunirse con jóvenes de distintas generaciones para recordar su formación en esta institución, que desde hace 39 años trabaja para promover el deporte en la comunidad y la educación para chicos en situación de riesgo o con dificultades económicas.
Carlos vive bajo el cuidado de Zubía desde hace dos años. Sueña con ser un futbolista profesional y siente que en este espacio tiene una oportunidad para lograr esa meta, aunque eso implique vivir lejos de su familia, que está en Manabí.
A ellos les preocupa que se concrete el plan de revertir el comodato que existe desde 1979, fue renovado en el 2000 y estará vigente hasta el 2025.
Por ahora, el Concejo decidió que la Comisión de Propiedad y Espacio Público del Concejo y la Procuraduría definan si el Cabildo debiera o no responder por los 40 trabajadores de Fundeporte que podrían perder su empleo.
La idea de la concejala Maldonado es que el Municipio se haga cargo de las zonas recreativas, siempre y cuando se respeten los derechos de los chicos atendidos por ambas fundaciones y se cuente con el presupuesto para dar mantenimiento al que podría convertirse en un parque abierto.
Para ella esto es necesario, pues el sur de Quito se merece un espacio gratuito. Pero aclara que debería aprovecharse la oportunidad para formalizar la situación de Su Cambio por el Cambio en las instalaciones de Fundeporte y mejorar la atención para los niños.
Molina, en cambio, considera que la reversión podría perjudicar a los 500 000 usuarios que visitan al año ese complejo deportivo. Además, niega que en Fundeporte funcione una academia de formación policial y militar o talleres de mecánica automotriz, carpintería y computación. Lo que ahí existe -dice- es una escuela.
Molina asegura que han dado mantenimiento adecuado a este parque, por lo que considera que el Municipio no tendría causales para dar por terminado el comodato.
Aun así, ella cree que de concretarse el proyecto, esta sería una oportunidad para que el Cabildo invierta por primera vez en este predio.