En la imagen, refugiados no identificados descansan en una playa no revelada en Yemen en marzo de 2007 Foto: AP
Los piratas somalíes no son personajes ficticios que llevan un parche en el ojo o un garfio en las manos, sino personas armadas que navegan frente a las costas de Somalia y que cometen una serie de actos ilícitos no solamente en la mar.
Los piratas asaltan otras embarcaciones, roban cuanto pueden y suelen secuestrar a personas, en especial mujeres y niñas para explotarlas. Esta última es una de las preocupaciones de las Naciones Unidas.
La Organización emitió una resolución el pasado 12 de noviembre, en la que recalca que la piratería es “una amenaza para la paz internacional y la seguridad de la región”, según el portal web de la ONU. Además alertó que las actividades ilícitas de los piratas se han extendido en el océano Índico occidental.
Las Naciones Unidas llamó a que Somalía tipifique el delito en su legislación y que respondan ante la justicia los piratas y las personas que financien o faciliten sus actividades en tierra.
Tres de las causas para que la piratería sea una realidad latente son el escaso control, la ausencia de un Estado de Derecho y la falta de oportunidades económicas, según el blog de El País de España ‘África no es un país’ (febrero de 2014).