El perito en genética Ilich Murillo realiza análisis de muestras en el laboratorio. Foto: Mario Faustos / El Comercio
La puerta se abre solo con la huella dactilar de los peritos. El paso al laboratorio de Medicina Legal y Ciencias Forenses es restringido. Tres controles de seguridad blindan esas instalaciones, en donde se investigan las muertes violentas de Guayas (Guayaquil) y de otras dos provincias de la Costa: Santa Elena y El Oro.
Este año, por esa entidad han pasado 338 fallecidos. Ese número de decesos es el más alto que se ha registrado desde el 2018, cuando empezó a funcionar el laboratorio.
Fabiola Robalino, responsable de la sede de Guayas del Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, confirma este dato. Ella sabe que a partir de mayo el trabajo se incrementó, pues el número de crímenes empezó a subir.
Dice que al principio tenían dos autopsias por cada día, pero hoy ese número se ha multiplicado. Los médicos legistas advierten que incluso han realizado hasta siete autopsias diarias por muertes violentas.
La Policía indica que gran parte de esos crímenes se debe a disputas de miembros de bandas delictivas por el control de la venta de droga.
Las investigaciones de la Fiscalía y de la Policía se apoyan en el trabajo de 13 peritos expertos en antropología, genética, química forense, medicina legal y psicología. Con equipos tecnológicos descubren las causas y las maneras en que se perpetran los asesinatos.
Un equipo de EL COMERCIO ingresó el jueves a esas instalaciones. Antes de entrar, los peritos se colocan batas, y unos gorros azules en sus cabezas. El uso de protectores en los pies y en las manos también es obligatorio. “Esta vestimenta se utiliza para evitar que se contamine cualquier indicio del crimen”, dice Ilich Murillo, uno de los peritos en genética.
Él muestra cómo a través de la sangre y otros fluidos corporales se pueden determinar la identidad de una persona y el tiempo de muerte. El jueves, él revisaba un cuchillo con manchas marrones. “Lo que hacemos es extraer el ADN y lo comparamos con la sangre de la víctima. Así podemos saber si se trata del arma del crimen”.
De ese modo obtuvieron la identidad de un hombre que fue asesinado a inicios de este mes. Su cuerpo fue abandonado en la vía a la Costa, en un plástico negro. Luego se descubrieron sus nombres y que tenía 30 años. También se conoció que tenía antecedentes penales y que fue atacado repetidas veces con una navaja.
Un proceso similar se realiza con las balas de las armas de fuego. Según los peritos, este año fallecieron más personas en tiroteos. La extrema violencia que tienen estos crímenes se visibiliza en los cuerpos. Los forenses han visto hasta 40 orificios de disparos.
Uno de esos casos ocurrió en mayo pasado. Un hombre fue acribillado en el sur de Guayaquil. Dos desconocidos en una moto lo interceptaron y le dispararon 17 veces.
Los peritos dicen que los análisis científicos también revelan si un arma es utilizada en varios crímenes. Esos análisis los realizan en otros laboratorios, que pertenecen a Criminalística de la Policía. En esas instalaciones se estudian los casquillos de las balas. Allí tienen un archivo con todos los registros de asesinatos. Así han logrado descubrir que en la ciudad existen bandas de sicarios con un fuerte entrenamiento.
La letalidad de los ataques se evidencia en las heridas de las víctimas. Los forenses advierten que la mayoría muere por disparos en la cabeza y en el pecho. La rotura de cráneo o hemorragias internas del corazón, hígado y pulmón son las más frecuentes.
Otra característica que han encontrado es que algunas víctimas tienen dos identidades. En los análisis dactilares aparecen con un nombre, pero en los registros delictivos tienen otro. Por esta razón, los especialistas realizan pruebas de identificación a todos los fallecidos. Según la Policía, es una práctica que tienen los miembros de bandas delictivas.
Ese es el caso de tres venezolanos que fueron asesinados en septiembre. Ellos permanecen como NN, porque no hay registros de su identidad. Medicina Legal y Ciencias Forenses solicitaron a la Embajada de Venezuela los registros de identidad, pero esos datos aún no los procesan.
Cada cuerpo es entregado en menos de ocho horas a las familias, pero la investigación no termina allí. Luego, todos los análisis son enviados a la Dinased (Policía que investiga muertes violentas), esta entidad se encarga, junto con la Fiscalía, de indagar y capturar a los responsables.
Según datos de la Policía, hasta el momento se han resuelto 82 casos y en otros 30 se han girado boletas de captura y otras diligencias. Para agilizar las investigaciones, los agentes refuerzan su personal. Esta semana culminará la llegada de 500 policías para controlar la seguridad de la urbe.