El local de Belesh Riadh se encuentra en las avs. República de El Salvador y De los Shyris, en Quito. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Los vecinos, comerciantes y clientes que frecuentaban su local en la esquina de las avenidas República de El Salvador y De los Shyris, en el norte de Quito, se encuentran consternados por la muerte de Belesh Riadh.
Su cadáver fue hallado a las 16:00 del 12 de octubre del 2018 en un canal de riego cerca de Pusuquí, parroquia asentada en la vía a la Mitad del Mundo. Los moradores del sector indicaron que se acercaron al canal y se percataron de que allí había un bulto.
Se comunicaron con la Policía para que acudiera al sitio. Investigadores de Criminalística abrieron el bulto, una maleta café envuelta en una carpa de nailon naranja. La maleta guardaba un cartón “donde se encontraba un cuerpo sin vida”.
Sus extremidades superiores estaban atadas, su cabeza “envuelta… en fundas”, se indicó en la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased). “A simple vista se puede apreciar que el cuerpo presentaba varias heridas contusas y cortantes a nivel del cráneo”.
El cadáver se encontraba en estado de descomposición, con una data de muerte aproximada de entre 8 y 15 días, según la Policía.
La víctima vestía una chompa deportiva verde fosforescente, dos camisetas blancas, calentador azul, dos licras blancas, zapatos deportivos verdes y medias blancas.
Riadh tenía 55 años; nació en Iraq y en Quito se dedicaba al comercio de shawarmas en su local. “Estamos inquietos con lo que pasó (…) Nos sorprende ese tipo de violencia”, dice una persona que lo conocía.
“Definitivamente un ícono de Quito… todos los quiteños le recordamos por su forma tan particular de ser”, escribió un usuario de Facebook, donde clientes y personas que lo conocían repudiaron la violencia. “Su estilo era inconfundible y sus shawarmas eran los mejores de Quito”, posteó otro internauta
En redes contaron que la bandera de Iraq siempre estaba colgada en su negocio para rendir homenaje a su país. Sobre esta, en letras verdes sobre la franja blanca, rezaba la frase: “Allahu Akbar (Alá es el más grande)”.
Cuando los clientes acudían a su local para comprar shawarmas, a él lo encontraban sentado sobre una silla plástica blanca, fumando su pipa. Vestía de forma similar todo el tiempo, con calentadores y zapatos deportivos, siempre con colores vivos y casi uniformado con el mismo diseño.
“Siempre ahí, con tu mostacho negro que hacía contraste con los dientes que alegremente se dibujaban al mostrar tu sonrisa”, detalló un hombre que frecuentaba a Riadh como cliente. Todos piden justicia. “Sólo espero que ahora estés en un lugar mejor, lejos de esta estúpida violencia que nos arrancha padres, hijos, amigos, hermanos”, escribió en su mensaje.