Los grupos criminales aprovechan la actual crisis para ofrecer supuestos préstamos a la gente. Foto: AFP
Los nombres, los correos electrónicos, las ofertas… todo es una fachada para enganchar a las víctimas. El mensaje siempre es el mismo: préstamos de hasta USD 10 millones, sin garantes ni hipotecas y con tasas de interés de solo el 1%.
Los anuncios circulan masivamente en las páginas web y a través de las redes sociales. La plataforma de Facebook es la principal ruta de difusión.
“Soy financista particular. Hago créditos a personas con dificultades económicas. Montos desde USD 1 000 hasta 10 millones. Contáctame a mi correo electrónico”, escribía ayer Paula en esa plataforma.
Otro usuario aseguraba en ese mismo espacio. “¿Usted necesita dinero? ¿Le niegan las solicitudes en los bancos? No dude en escribirnos a nuestro correo electrónico. Desembolsos rápidos y sencillos”.
Investigadores policiales advierten a EL COMERCIO que detrás de estos mensajes hay un nuevo fenómeno que cobró auge en el Ecuador en los últimos meses.
Los grupos criminales aprovechan la actual crisis para ofrecer supuestos préstamos a la gente, asegura un agente.
Pero para acceder a este “beneficio”, los interesados deben entregar un encaje.
Cuando se produce el pago, cuyo monto depende del valor del crédito, los falsos prestamistas desaparecen.
Ya hay un primer antecedente: el 20 de julio, Inteligencia policial capturó a una red delictiva que operaba en Quito y que afectó a 40 personas.
Durante los últimos cuatro meses, los uniformados siguieron a los sospechosos y descubrieron cómo funcionaba este mecanismo de estafa.
Según los informes oficiales, se conoce que hay dos grupos dentro de la organización. El primero se encarga de levantar páginas web y correos electrónicos que funcionan como fachada para recibir los datos de los interesados. Y el segundo recibe las llamadas.
Una vez que enganchan a las víctimas exigen un pago “para iniciar con los trámites” del crédito. Los sospechosos piden depositar el dinero a través de empresas de giros con oficinas en el país y el mundo.
Andrea está en la lista de perjudicados por estos grupos.
Perdió su empleo en febrero y quiso montar un negocio. Una tarde, mientras revisaba su cuenta de Facebook, leyó una oferta de préstamo y aplicó. Escribió un correo y solicitó USD 5 000 para instalar una peluquería.
La respuesta no tardó en llegar a su buzón. Una mujer contestó el mail y le pidió que depositara USD 500 de “encaje” para comenzar con el papeleo.
De eso ya han pasado cinco meses. Perdió los USD 500 y de la sospechosa no hay rastro.
Mía también cayó en esta estafa. Ella depositó USD 300 en una cuenta, pero desde entonces no le responden las llamadas ni los correos electrónicos.
“Creo que esta red de estafadores se desata por la crisis. Se aprovecha de la necesidad que tenemos y de las trabas que nos ponen para darnos créditos”, dice la joven por medio de Facebook, la misma vía en donde vio el anuncio.
Las alertas oficiales
Los investigadores de la Policía aseguran que “les preocupa” esta nueva modalidad de robo y piden a la población que no confíe en estas falsas ofertas, pues ya se han registrado muchos hechos delictivos.
La Superintendencia de Bancos también se ha pronunciado sobre este tema. El 8 de junio, en su página web, el organismo publicó un mensaje titulado “Alerta a la ciudadanía”. Allí, el ente de control señala que detectó que una compañía está ofreciendo créditos a través de dos correos electrónicos.
“Se advierte que esta no es una institución registrada, autorizada o controlada por esta Superintendencia, de allí que no puede hacer publicidad o uso de avisos que sugieran negocios de naturaleza financiera”, aclara al público la entidad de control en su portal web.
Como ese hay otros siete mensajes similares en la ‘Súper’ en los últimos seis meses.
En Internet incluso hay dos páginas en donde los afectados publican sus casos. Un hombre -sin revelar su nombre- dijo que pagó USD 750 para que le acreditaran un crédito de USD 10 000, pero que hasta ahora no le desembolsan el dinero. “Como necesitaba urgente el préstamo les deposité en una cuenta que me indicaron, luego salieron con el pretexto que los documentos no podían ser legalizados y para solucionar me solicitaron otros USD 450. No acepté. Llevo varias semanas hablando para que por favor me ayudaran con la devolución del valor inicial”, se quejaba por medio del blog.
Diana estuvo a punto de consignar dinero a una cuenta. A ella le aseguraron que un banco español le acreditaría cualquier monto. Dudó y ahora eso quedó solo en anécdota.
Otro chico -que tampoco publicó su nombre- recomendó a la gente que tuviera cuidado porque había anuncios con ofertas de créditos de entre USD 100 000 y 900 000. “Hay gente desesperada por recuperar el dinero que entregó para el encaje”.
En la Fiscalía también saben que este es un fenómeno reciente. Por eso señalan que no hay datos reales de cuántas víctimas entregaron dinero.
Sin embargo, en los dos últimos años el organismo ha reportado miles de denuncias por diversas modalidades de estafa en el país. Solo desde que rige el Código Integral Penal (agosto 2014) hasta diciembre del 2015, esa institución recibió 17 578 quejas por este delito (ver cuadro superior).
Modalidad extranjera
Investigadores locales refieren este tipo de estafas surgieron en Colombia, hace dos años. De hecho, los primeros casos que se detectaron en Ecuador se cometieron desde ese país. Los grupos criminales solicitaban a las víctimas que hicieran giros a Medellín y Cali para iniciar los trámites.
En abril del 2015, por ejemplo, agentes colombianos ejecutaron una operación en esas dos ciudades y capturaron a 13 personas. Los policías descubrieron que la organización vulneraba el sistema de telefonía para que las llamadas de usuarios de Ecuador, Perú, Panamá o El Salvador llegaran a números convencionales y celulares de Colombia.
En el operativo, los agentes decomisaron 86 millones de letras de cambio, discos duros, computadoras con antenas para piratear una central telefónica. Pero ahora los agentes locales comentan que los grupos operan desde Ecuador.
En contexto
A finales de julio, la Policía capturó a un grupo delictivo que ofrecía falsos préstamos a vecinos que viven en Quito. Por eso, los uniformados recomendaron que alerten a las autoridades si conocen de estos hechos y pongan las denuncias respectivas.