Luis Arce, candidato del partido de Evo Morales, ganó las elecciones presidenciales en Bolivia. Foto: REUTERS.
Hace un año, Evo Morales debió salir de Bolivia, primero rumbo a México y luego a Argentina, en donde se encuentra hasta ahora, cobijado por la colectividad boliviana, una de las más numerosas en el país austral. El 10 de noviembre del 2019 debió renunciar a su cargo luego de las movilizaciones y, luego, con al retiro del apoyo del mando policial y militar.
En las elecciones del 20 de octubre, tenía una ventaja que no le garantizaba el triunfo en primera vuelta. Pero luego de un bloqueo informático de casi dos horas, su ventaja era superior al 10% sobre su seguidor, Carlos Mesa.
Morales había logrado modificar la Constitución para que se le permitiera ser Presidente de Bolivia indefinidamente, pese a que la Carta Magna solo concede dos períodos presidenciales y pese a haber perdido en el referéndum del 21 de febrero del 2016 en el que buscaba que la población avalara una tercera reelección. Su intención de permanecer en el poder no se desanimó y recurrió al Tribunal Constitucional, que sentenció que se violentaba sus derechos humanos al impedírsele el derecho a ser candidato, aunque ya hubiera ocupado el cargo durante tres períodos.
Hoy, 19 de octubre del 2020, todas las fuerzas políticas ya reconocieron el triunfo de Luis Arce, a quien le han calificado como el “delfín de Evo Morales”, cuando hace meses atrás parecía que el Movimiento al Socialismo (MAS), la organización que lidera Morales, parecía condenada a la derrota.
Pero Arce es más que un delfín de Morales (ha dicho que el expresidente debe resolver sus temas con la Justicia para tener lugar en el nuevo Gobierno). Porque aquello que se denominó “el milagro boliviano” tiene en Arce a su mayor autor, cuando la pobreza bajó un 22%.
Desde que Arce asumió del Ministerio de Hacienda (hoy Ministerio de Economía y Finanzas) en el 2006 y tuvo una larga experiencia en los gobiernos neoliberales para los que trabajó en el Banco Central durante 18 años- Ya en el cargo de Ministro, promovió el mercado interno, la estabilidad cambiaria y la industrialización de los recursos naturales.
También por sus manos pasó la idea de la nacionalización de estos recursos y tuvo una política de ahorro fiscal que le impidió despilfarrar el dinero obtenido cuando los precios en el mercado internacional eran elevados en el sector energético. Bolivia tiene una reserva de USD 20 000 millones, cuando antes era de USD 7 000 millones y el litio se encamina a ser uno de las grandes fuentes de su economía.