Joshua Tayirai Salinas Acosta, de 8 años, desapareció el 14 de febrero del 2019 en Otavalo. Foto: Web Desaparecidos Ecuador
En la Plaza Grande, en el Centro Histórico de Quito, Lilia Acosta tomó un micrófono a las 12:30 del miércoles 14 de agosto del 2019 y exclamó: “Mi niño Joshua Tayirai Salinas Acosta fue desaparecido el 14 de febrero del 2019 en Otavalo y las autoridades no me han dado respuesta”. De sus manos, se desplegó la fotografía de su pequeño, de 8 años: un niño sonriente, tez blanca, ojos color café, cabello castaño oscuro. A seis meses de su desaparición, la madre no descansa la búsqueda de su único hijo y pide el apoyo del Estado para encontrarlo.
Desde Otavalo, Lilia llegó a Quito para solidarizarse con Xavier y Paola, padres de Anahí Miranda, la niña de 2 años, que fue rescatada el miércoles 14 de agosto del 2019 y hacer pública, según afirma, la falta de acción de las autoridades en el caso de su hijo.
Eran las 15:00 del jueves 14 de febrero del 2019. Lilia cuenta que debía salir de su hogar para hacer una diligencia en el centro de la ciudad y dejó a Joshua con su padre Manuel. Después de una hora, la madre regresó y encontró su casa, ubicada en la ciudadela Selva Alegre, en el norte de Otavalo, deshabitada. “Comencé a revisar mi vivienda. No estaba Joshua, ni mi furgoneta blanca, ni nuestra computadora, el dinero ahorrado que tenía, la ropa de mi niño…Manuel se lo llevó sin ningún motivo”, relata Lilia.
A las 17:00 de ese jueves, Lilia llegó a la estación de Policía Nacional en Otavalo para pedir ayuda porque ella dice que el padre de su hijo tiene problemas psicológicos graves y temía por la seguridad del pequeño. “Lo que el agente me dijo fue que era ‘una pelea de pareja’ y que seguramente lo traería pronto de regreso. Yo intenté explicarle que no era así. Manuel y yo no teníamos ninguna relación amorosa, él no podía estar emocionalmente estable, tenía ideas suicidas. Pero por humanidad lo dejé vivir en un cuarto aledaño a mi departamento porque me rogó no separarlo de Joshua. Le ayudé con ropa, comida y dinero”, cuenta.
Lilia Acosta (izquierda) levantó la voz por su niño Joshua Salinas, desaparecido el 14 de febrero del 2019 en Otavalo. A su lado, Elizabeth Rodríguez, quien continúa la búsqueda de su hija Juliana Campoverde. Foto: Karol Noroña/ EL COMERCIO
El agente de la Policía Nacional, dice Lilia, la redirigió a Judicatura para que ponga la denuncia de su desaparición. “Como yo no sabía cómo era el trámite, lo intenté el viernes 15 de febrero. No la aceptaron. Me dijeron que debía interponer la denuncia en la Fiscalía”, recuerda. La madre logró reportar a su hijo como desaparecido en la Fiscalía de Otavalo recién el martes 19 de febrero. También intentó interponer una denuncia por secuestro. “No la admitieron. Me dijeron que debía reportar a Manuel como desaparecido para que también lo busquen”, afirma.
Lilia solicitó a la Fiscalía que pida las grabaciones de las cámaras de vigilancia de los principales peajes de la región Sierra para encontrar algún indicio del paradero de Joshua. “El trámite duró 20 días. Lo único que pudimos encontrar fue que ese mismo jueves, la furgoneta pasó a las 17: 37 por el peaje San Gabriel (Carchi). Pero se demoraron mucho. Solicité las grabaciones de otras paradas, como el peaje de Ambuquí (Valle del Chota) y el peaje San Roque (Cotacachi) pero el pedido del fiscal se demoró tanto que ya habían borrado los videos”, dice la madre.
Lilia piensa que el padre podría haber llevado a Joshua a Colombia. Viajó a Ipiales para buscarlo y pedir a las autoridades colombianas su apoyo. “Me indicaron que el Estado debía enviar una solicitud para formalizar la búsqueda. Después de pedirle al fiscal que lleva el caso de mi hijo, él mandó un oficio el 19 de abril. Devolvieron el documento el 30 de abril porque no estaba debidamente formulado. Pero el fiscal no lo supo hasta el 29 de julio, después de que yo misma viajé a Quito para averiguar en qué estado estaba el pedido”, comenta, indignada.
Cuando preguntó al fiscal por el retraso, Lilia dice que “él culpó a su secretario, y viceversa, pero nadie me dio una respuesta”, afirma.
Lilia emprendió la búsqueda de su niño por cuenta propia. Cuando consigue un vehículo, dice, viaja junto con sus hermanos a Lago Agrio, Sucumbíos, El Coca, Tulcán…para tratar de encontrarlo. La Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen), asegura la madre, no ha logrado ningún avance. Tampoco la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased), unidad policial encargada de buscar a Manuel.
Lilia, madre de Joshua Tayirai Salinas Acosta, de 8 años, pide que el Estado le ayude a encontrar a su hijo. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Ella no pierde la esperanza y, cuando otra persona desaparece, viaja para apoyar a sus familiares. Con la foto de su hijo en las manos, recuerda a Joshua como un niño tranquilo, tímido, ávido por los estudios: su diploma de excelencia académica en la escuela lo confirma.
No pensaba tener hijos, admite Lilia, pero la llegada de Joshua le cambió la vida, la llenó de luz; el pequeño se convirtió en su compañero de aventuras en el campo, en las calles. “Cuando supe que mi hijo iba a nacer, lo tuve con todo el amor del mundo. Siempre me hizo sentir orgullosa. Pero siento que tiene miedo. Cuando me tardaba en llegar a casa, mi niño me decía: ‘Mami ¿por qué te demoras? Ahora, sin poder llamarme, sin verme, sin sentirme, debe estar pensando ‘Mami ¿Por qué no vienes a buscarme?’ Y eso es lo que hago, todos los días…”, relata.
Si usted tiene información sobre el paradero de Joshua Salinas o cree haberlo visto y reconoce su fotografía, puede comunicarse al 1800 DELITO (33 54 86) o al 911.