En La Marín, uno de los buses que cubre las rutas especiales, con estricta seguridad. Fotos: Galo Paguay / EL COMERCIO
Nada volverá a ser igual. Ni en los parques ni trabajos ni centros comerciales. Mucho menos en los buses.
El sistema de transporte público en Quito se alista para enfrentar un nuevo reto: transportar al 70% de los casi 3 millones de personas que viven en la capital de manera segura.
La propuesta en la que trabaja la Secretaría de Movilidad consiste en evitar aglomeraciones y que las unidades trabajen máximo al 35% de su capacidad (respetando los distanciamientos), y priorizar el uso del bus sobre el auto.
Guillermo Abad, secretario de Movilidad, explica que eso es posible al establecer un horario de ingreso diferenciado a las distintas actividades de la urbe, lo que permite distribuir mejor el número de usuarios en los buses y eliminar las horas pico (que generaban amontonamiento) y las horas valle (en las que las unidades viajaban sin pasajeros).
Una de las principales medidas para motivar el uso del transporte público es la habilitación de carriles exclusivos para los buses convencionales.
Hasta antes de la emergencia, solo el transporte municipal (Trolebús y Ecovía) tenía corredores únicamente para el paso de los articulados. Pero, una vez que el semáforo de la ciudad cambie a amarillo, funcionarán carriles solo para buses en al menos cinco de las principales arterias de Quito: De la Prensa, Maldonado, Pichincha, Mariscal Sucre y General Rumiñahui.
Según los estudios de la Secretaría de Movilidad, la reducción en el tiempo de traslado de los pasajeros será importante. Por ejemplo, una unidad que circulaba por la Mariscal Sucre (San Diego) tardaba, en hora pico, unos 45 minutos en cruzar el sector de los túneles, sentido norte-sur. Con la habilitación de un carril exclusivo, tardará entre 8 y 10 minutos.
La velocidad promedio de un bus que circula por estas vías es de 8 km/h. Con el carril exclusivo será de 18 km/h, lo que sumado a la restricción vehicular que se mantendrá, convertirá al bus en una buena opción para movilizarse.
Al momento, el corredor exclusivo de la Ecovía (6 de Diciembre) es usado por ciclistas.
Analía Ledesma, miembro de la Comisión de Movilidad, indica que se está analizando en qué tramos se aplicaría la disposición, y que es probable que sea a lo largo de todo el trayecto. Las rutas, en un inicio, van a ser solo para mitigar la emergencia sanitaria. Sin embargo, si su funcionamiento es eficiente, se las podría mantener de forma permanente.
Otro de los aspectos que se analiza es cómo sería el inicio de la operación. Abad explica que la flota (3 000 buses) se va a liberar de acuerdo con el porcentaje de personas que salgan a las calles según la Secretaría de Desarrollo Productivo, ya que de eso dependerá la demanda del transporte público.
Abad explica que tomando en cuenta que las empresas mantendrán el teletrabajo, que algunas contratarán buses escolares para el ingreso del personal y que no hay estudiantes, la demanda de buses bajará.
Se estima que desde junio saldrán a trabajar 470 000 personas en Quito, de las cuales un 30 o 40% tomará transporte público, es decir unos 200 000 usuarios. Como se establecerán horarios diferenciados de ingresos, esa demanda podría abastecerse con el 40 o 50% de la flota actual.
¿Cuánto costará viajar en bus? El alcalde Jorge Yunda anunció que el transporte público se mantendrá con tarifa cero, mientras dura la emergencia (6 meses), y que para costear la operación, el Municipio entregará a USD 200 diarios a cada unidad.
La concejal Ledesma explica que el subsidio sería de unos USD 3 millones y que servirá para evitar el intercambio de monedas y posibles contagios.
Eduardo del Pozo, miembro de la Comisión de Presupuesto, señala que para cubrir los costos se analizan las corridas financieras del Municipio. Es necesario hacer una reforma presupuestaria en agosto para redireccionar los recursos.
Se priorizarán las obras indispensables como movilidad, el Metro de Quito y los servicios básicos. Las obras no urgentes se postergarán.
Jorge Yánez, presidente de la Unión de Operadoras de Transporte Urbano de Quito, comenta que han tenido varias reuniones con la autoridad para analizar la situación. Antes de la pandemia recaudaban USD 210 cada día, por bus. El 40% se destinaba al combustible, el 40% al sueldo del personal y el 20% al pago de la deuda en entidades financieras.
Dice que para cumplir con el distanciamiento requerido, cada bus deberá transportar máximo 14 personas, ya no 90. Con la rotación de pasajeros podrían movilizar hasta 250 pasajeros por bus al día, no 930.
Yánez admite que con la reducción de pasajeros bajarán los ingresos, y como las medidas de bioseguridad son estrictas, aumentan los gastos.
En los 40 buses que cubren las rutas de emergencia para movilizar al personal de la salud y militares se cumplen todas las medidas de seguridad, que en un futuro se aplicarán en toda la ciudad: cada noche desinfectan las unidades, pasando un día se entregan trajes nuevos para los conductores, se les dota de tres mascarillas diarias, guantes y lentes. Son medidas que cada mes generan una inversión de USD 520.
Mientras más seguridad, más gasto. Yánez indica que la deuda que pagan por las unidades es grande. Cada mes se cancela un promedio de USD 2 200. Pide flexibilidad en los cobros de esas deudas, mientras las empresas se nivelan.
Asegura que están barajando alternativas para afrontar la crisis, como ampliar su horario de trabajo a 18 horas y realizar tres turnos para servir a quienes laborarán en la noche.
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