En Urbina, Carchi, en la frontera con Colombia, está en marcha el nuevo sistema. Foto: Washington Benalcázar / EL COMERCIO
El ritmo de un pasacalle alerta a los habitantes de la parroquia Urbina, en Carchi, que llegó el camión distribuidor de gas.
En esta provincia fronteriza con Colombia, al igual que en El Oro y Loja, en el límite con Perú, se impulsa un nuevo sistema de venta del tanque.
Según Javier Villareal, director regional norte de la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero (ARCH), se trata de una aplicación que permitirá a los distribuidores de gas verificar los datos del comprador desde su teléfono celular.
Entre otras cosas, el nuevo dispositivo que se activa escaneando la cédula de los ciudadanos de las localidades fronterizas ayuda a verificar en el teléfono móvil cuántos cilindros pueden adquirir en el mes, a partir del número de miembros de una familia.
También está enlazado a la base de datos del Registro Civil y se actualiza, por ejemplo,, cuando fallece una persona.
De esta manera, se está dejando de lado la tarjeta inteligente, que tenía cada comprador y cuya información había que leer en un dispositivo electrónico llamado PDA (Personal Data Administrator, por sus siglas en inglés), que llevaba cada vendedor del carburante. Esta modalidad se inició en Carchi hace 12 años.
El martes último, Segundo Ulpiano, vecino de Urbina, salió a la calle con un cilindro vacío, al escuchar el pasacalle Soy del Carchi. Adquirió el tanque de 15 kilos en USD 2,50.
El campesino ha sido testigo de varias modalidades que buscaban mejorar la comercialización del combustible y evitar el contrabando.
Recuerda que primero se vendía libremente. Pero los ciudadanos debían hacer largas filas para comprar el producto si constaban en una lista que armaban los presidentes de los barrios o de las comunidades, juntamente con los técnicos de hidrocarburos.
Luego, se puso en marcha un sistema de tiquetes que se entregaba a través de cajeros del proyecto Mi gas con dignidad.
Los dispensadores estaban ubicados en la ciudad de Tulcán y en las tenencias políticas, comisarías o Unidades de Policía Comunitaria. Y, finalmente, las tarjetas inteligentes.
David Muñoz, que vendía el combustible el martes último en Urbina, considera que ahora la venta es más rápida.
“Antes había que verificar que la cédula y la tarjeta inteligente correspondieran al comprador. Después, pasar esta última por el PDA. En otros casos teníamos que verificar los datos en una lista”, asegura.
Ahora el comprador tiene que presentar únicamente la cédula original y el vendedor debe comprobar en su celular que el cliente esté en una lista.
La aplicación móvil, que fue desarrollada por técnicos de la ARCH, no requiere estar conectada permanentemente a la Internet. Pero al final del día el vendedor debe enviar los datos a la Agencia de Hidrocarburos, para que se actualice la información y poder continuar con la comercialización al día siguiente.
El cruce de información lo pueden hacer desde la oficina de la ARCH, que ofrece el servicio gratuito de Internet a los comerciantes de gas o desde una cuenta personal.
El proyecto se inició en Carchi hace dos meses con la actualización de los datos de los usuarios de las parroquias Urbina y Tufiño y el cantón Montúfar. El objetivo es que el nuevo sistema esté operativo en nueve meses en toda la provincia.
En El Oro, el nuevo sistema se aplicará desde marzo. Así lo anunció Gustavo Falconí, director regional de la ARCH. Manifestó que se realiza el registro de los sitios en los que se expende el cilindro, en Arenillas. Luego se extenderá a otros cantones de la jurisdicción.
En Loja está previsto aplicar el plan piloto en los cantones Zapotillo y Macará, que están en la frontera con Perú.
Según María Gabriela Ordóñez, coordinadora zonal 7 del ARCH, este mes empezó la actualización de datos de los habitantes de esos poblados.
Hasta que entre en marcha, el nuevo dispositivo se mantiene la venta del carburante, a través de la tarjeta inteligente.
Orlando Rayo, presidente de la Asociación de Distribuidores de Gas de Tulcán, espera que el sistema ayude a controlar el contrabando.
Comentó que el precio de un cilindro de 15 kilos que en Ecuador cuesta entre USD 1,60 y 2,50 (a domicilio), en Colombia es comercializado entre USD 11 y 14.
Por ello, cree que los controles también se deberían reforzar en todos los pasos fronterizos del país.