El argentino Vicentico se presentó la noche del 23 de noviembre en el Ágora de la Casa de la Cultura. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO.
Los caminos de la vida han llevado a que Vicentico (Buenos Aires, 1964) sea parte de un puñado de artistas argentinos que han logrado enrumbar una carrera como solista luego de ser los líderes de bandas que marcaron a la música latinoamericana. En las últimas dos décadas también le pasó lo mismo a Gustavo Cerati (Soda Estéreo) y a Andrés Calamaro (Los Rodríguez).
Ayer (23 de noviembre del 2009) uno de esos caminos llevó a Vicentico a presentarse al Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, un escenario que se pobló con miles de sus fanáticos, que luego de una hora y media de concierto terminaron coreando a todo pulmón y con los brazos en el aire el éxito vallenato que versionó en el 2004 y que matizó con los sonidos de una cumbia pegajosa e inolvidable.
En su etapa como solista, Vicentico ha hecho carne esos versos que nos dejó el poeta español Antonio Machado, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. El suyo ha sido un camino poblado con varios éxitos musicales, temas que se han convertido en parte del cancionero personal de miles de personas y que ayer volvió a interpretar con esa voz particular que lo ha acompañado desde sus inicios musicales.
Vicentico llegó a Quito con el pretexto de presentar Freak, el primer sencillo de su próximo álbum -hasta la fecha ha lanzado siete discos, el primero titulado Vicentico (2002)- una canción donde mezcla sonidos caribeños con música electrónica, pero sus fanáticos llegaron hasta el Ágora para escuchar temas como Paisaje, Ya no te quiero, Algo contigo o La carta y él no los defraudó.
En sus shows, Vicentico prefiere hablar poco y cantar mucho y en la gala de ayer mantuvo ese guión. En la mitad de concierto lanzó unos cuantos saludos y al final arengó para que sus fanáticos alcen las manos para conectarse con una especie de mantra musical.
El resto fue pura música, en unos temas con la guitarra en la mano y en otros sentado frente al sintetizador, donde interpretó temas como Basta de llamarme así, esa canción particularmente íntima –escrita en memoria de su hermano– que el director de cine ecuatoriano Victor Arregui incluyó en la banda sonora del filme ‘Cuando me toque a mí’.
El concierto que Vicentico ofreció en Quito, su anterior presentación en la ciudad fue con Los Fabulosos Cadillacs en el parque Bicentenario, incluyó la interpretación de Vasos Vacíos, uno de los temas más populares de la banda que fundó en 1993 y que, en su momento, interpretó junto a Cecilia Cruz, en tiempos donde el ‘featuring’ todavía era inusual entre los músicos latinoamericanos.
Con la interpretación de temas como Siguiendo la luna Vicentico recordó a sus fanáticos que los shows musicales, más allá del goce sonoro -en su caso una mezcla de pop, rock, cumbia y sonidos electrónicos– son todavía un espacio para rememorar el pasado, en su caso el que marcó la vida de jóvenes que crecieron a finales de los años 90 y que a estas alturas ya se han dado cuenta que los caminos de la vida no son con ellos esperaban.