El profesor de simbología Robert Landon y la científica italiana Vittoria Vetra corren presurosos entre la multitud congregada en la plaza de San Pedro, en Ciudad del Vaticano. Buscan un ángel que representa al aire, para dar con el lugar donde asesinarán a un cardenal, quien fue secuestrado junto con otros tres y, de ese modo, evitar que uno de ellos suceda al Papa.
De forma involuntaria, Landon mira al suelo y descubre ángeles grabados en unos círculos. Uno de ellos fue dibujado soplando. Esas figuras recogidas en la novela de suspenso ‘Ángeles y demonios’, que fue publicada hace 22 años por Dan Brown, señalan los puntos cardinales y están ubicados alrededor del obelisco de la plaza.
Esa emoción y el interés que generó la novela -llevada a la pantalla en 2009- se pueden vivir al recorrer los atractivos del Vaticano y la capital italiana.
Las agencias de viajes locales ofrecen una ruta inspirada en ‘Ángeles y demonios’. El costo depende de la época del año, del guía y hay que chequear la disponibilidad cada día; pero quienes desean ahorrarse ese dinero y les gusta caminar, pueden hacerla en un día.
Lo más importante es armar una ruta, que visitará -entre otros atractivos- el Panteón de Agripa o de Roma, donde Landon (interpretado por Tom Hanks en la cinta de 2009) se equivocó al pensar que fue el sepulcro inicial del artista italiano Rafael Santi.
O la fuente de los Cuatro Ríos, ubicada en la plaza Navona, donde fue salvado uno de los cardenales en la trama tejida por Dan Brown, donde los ‘illuminati’ marcan el eje central de su narración.
Estos escenarios en la realidad atesoran las historias, el arte y las leyendas que esconde Roma y que maravillan a los visitantes, sobre todo a quienes recorren sus calles por primera vez.
A pocos minutos están la capilla de Chigi y la iglesia de Santa María de Popolo, que conservan parte del arte italiano y permiten recordar las escenas de la película.
El Castello de Sant’Angelo
Una de las partes más emocionantes de la trama se desarrolla en esta fortificación, que fue construida desde el año 135 d.C., que es una de los principales protagonistas del paisaje que rodea al río Tíber y está cercana al límite con el Vaticano. Se le reconoce porque en la parte superior está un ángel mirando hacia abajo y sosteniendo una espada que apunta en la misma dirección.
Por escaleras, pasillos, salones… se disfruta de su arquitectura, y desde sus terrazas y miradores se aprecia la basílica de San Pedro, el centro romano y el mismo Tíber.
El ingreso es pagado, el boleto se puede comprar en la oficina interior, pero si desea ahorrarse las filas puede adquirirlo mediante Internet, cuesta 17,50 euros.
Los Museos Vaticanos
En esta obra, uno de los éxitos del escritor estadounidense junto con el ‘Código Da Vinci’ e ‘Inferno’, la iglesia es su inspiración.
Los turistas que deseen tener una aproximación a esta riqueza cultural e histórica, e incluso a los mitos, deben visitar los museos vaticanos. El recorrido tomará varias horas, pero cada rincón merece la pena fotografiarlo.
Están la pinacoteca, los espacios cristianos, egipcios y profanos, el apartamento Borgia, la Galería de los Mapas, las obras de Rafael Santi, Leonardo Da Vinci, Gian Lorenzo Bernini o el subsuelo donde están las carrozas o vehículos usados por los pontífices. Pero sin duda lo que todos quieren conocer es la Capilla Sixtina, donde se realizan los cónclaves para elegir al sucesor del Papa y donde el Camarlengo de este libro fue sorprendido cuando se descubrieron sus planes. La limitación son las fotografías, que están prohibidas.
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