La huella de carbono de los cruceros, cada vez más populares, preocupa a defensores del ambiente. Foto: Pixabay
La industria de los cruceros, esos mastodónticos complejos turísticos flotantes blanco de críticas por su impacto ambiental, comienza lentamente a dar señales de cambio hacia prácticas más respetuosas con el medioambiente.
Esa búsqueda se refleja en el empleo de nuevas tecnologías en su flota, desde motores híbridos hasta velas ‘hi-tech’.
Los cruceros tienen mala reputación por su huella climática, especialmente por la contaminación atmosférica que generan. La gran mayoría de estos barcos funcionan con fueloil pesado, un combustible barato pero que contiene gran cantidad de toxinas como azufre, nitrógeno y partículas finas que aumentan el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
El fueloil pesado está prohibido en la Antártida.
Según un informe, 203 cruceros generaron en Europa más de 10 millones de toneladas emisiones de CO2 en 2017, equivalentes a la emisión anual de países como Luxemburgo o Chipre.
El estudio muestra también que estos navíos lanzaron en conjunto a la atmósfera más óxido de azufre que los 260 millones de autos que circulan por las calles de Europa.
Aunque se están produciendo avances para mitigar el impacto, se están implementando lentamente.
“Solo una pequeña proporción de la flota se está volviendo más limpia, mientras que la industria continúa apoyándose ampliamente en combustibles pesados y no emplea tecnología en los escapes” para filtrar o mitigar sus emisiones, dijo la oenegé alemana Nabu en su ranking de cruceros de 2019.
A partir del 1 de enero de 2020, las nuevas exigencias de la Organización Marítima Internacional (OMI) establecen que los niveles de azufre permitidos en el combustible de los barcos pasarán de 3,5% permitido actualmente a 0,5%, excepto para embarcaciones equipadas con sistemas de purificación de escapes, que se conocen como ‘scrubbers’ .
En algunas áreas, como el Mar del Norte y el Báltico, el máximo autorizado actualmente ya es menor y se ha fijado en 0,1%.
Pero incluso los ‘scrubbers’ tienen sus detractores, porque en general, los astilleros utilizan un sistema abierto por el cual los contaminantes peligrosos que se separan son luego arrojados al mar en vez almacenados a bordo.
Muchos países, especialmente en Europa y Asia, ya han prohibido o están cerca de prohibir estos sistemas en sus aguas territoriales y sus puertos.
¿Qué alternativas hay?
-‘El Prius de los mares’: Similar en su funcionamiento al coche Prius de Toyota, el primero crucero híbrido diésel-eléctrico del mundo, el MS Roald Amundsen, de la compañía de cruceros noruega Hurtigruten, zarpó por primera vez el pasado verano boreal.
El barco cuenta con dos baterías de iones de litio que complementan sus cuatro motores diésel.
Las baterías proporcionan la energía necesaria para satisfacer los picos de demanda sin necesidad de encender otro motor. Según Hurtigruten, este sistema reduce 20% tanto el consumo de combustible como las emisiones de CO2.
– Hybrid 2: El astillero francés Ponant ha propuesto otra alternativa a los combustibles pesados con un barco híbrido que tiene previsto finalizar para 2021 y que combina motores diésel y de gas natural licuado (GNL) con generadores eléctricos.
Actualmente en construcción, este crucero rompehielos que navegará hasta el Polo Norte geográfico será un navío “cero emisión” cuando navegue en modo eléctrico, lo que podrá hacer durante varias horas.
Mientras utilice GNL, sus emisiones de CO2 se reducirán 25%, las de óxido de nitrógeno 85%, y las partículas finas 95%, según el constructor. Siguiendo los pasos de Hurtigruten, Ponant dejó voluntariamente este año de usar combustibles pesados en su flota.
– Solo gas: Los gigantes Aida Nova y Costa Smeralda, presentados en 2018 y 2019 respectivamente, que tienen cada uno capacidad para transportar a 6 500 pasajeros cada uno, son los primeros en funcionar exclusivamente con GLN, lo que significa que generan niveles muy bajos de partículas finas. La lista de pedidos de cruceros a GNL incluye ya varias embarcaciones.
– Desplieguen velas: El poder de las velas está siendo investigado por varios astilleros, entre los que se incluye Chantiers de l’Atlantique, de Francia, que ha desarrollado una nueva serie de cruceros con vela bautizada Silenseas, juego de palabras que podría traducirse como “mares silenciosos”. Estos barcos emplean tecnología de “velas sólidas” combinada con energías limpias como GNL y baterías para reducir sus emisiones.
Enchufados: La alemana Aida y la estadounidense Princess Cruises son algunas de las compañías que han decidido modificar sus barcos para que puedan conectarse a la red eléctrica terrestre cuando llegan a puerto. Esto funciona como una alternativa más limpia a la práctica habitual de mantener los motores encendidos para generar electricidad, lo que genera contaminación en las ciudades portuarias que visitan. Este tipo de infraestructura aún es infrecuente, pero se está volviendo más común.
Compensación: La suiza MSC Cruises se planteó el objetivo de convertirse en 2020 en la primera gran compañía de cruceros con huella de carbono cero, lo que alcanzará mediante las llamadas “compensaciones” , que implican inversión en energías limpias u otros mecanismos que reduzcan las emisiones de carbono en cantidad igual o mayor a las generadas por su flota.