Sobre los continentes se perfilan píxeles de colores: desde puntos azules (bajo impacto) hasta puntos rojos (alto impacto). Foto: Captura de pantalla
Tres cuartas partes del planeta, sin contar los polos y los océanos, han sido alteradas por el ser humano. Solo queda un 25% de la tierra intacta.
Además, el 97% de los lugares más biodiversos del mundo (con más de 1500 especies endémicas) están seriamente afectados, según un nuevo mapa de la huella humana sobre la naturaleza.
Sin embargo, el estudio también demuestra que el impacto se está ralentizando, e incluso se desvanece en los países más desarrollados y con menos corrupción.
De hecho, se expande más lento que la población y la economía. Mientras que la población creció un 23% y la economía un 153%, desde 1993 hasta el 2009, la huella humana a escala mundial solo aumentó un 9%.
Esta fue una de las conclusiones clave de un grupo de investigadores de la Universidad de Northen British Columbia, la Universidad de Queensland, la ONG Wildlife Conservation Society (WCS) y seis universidades más.
En una mapa los expertos cuentan la historia de cómo el humano ha cambiado los hábitats naturales en 16 años. Sobre los continentes se perfilan píxeles de colores: desde puntos azules (bajo impacto) hasta puntos rojos (alto impacto).
Estos últimos son la representación de las carreteras, los cultivos, los pastizales, las ciudades, las luces y cualquier otra infraestructura que no sea natural.
James Watson, coautor del estudio, esperaba ver en los resultados que los países con un auge económico tuvieran un impacto ambiental expansivo, pero ese no fue el caso, informó la WCS.
“Es alentador que los países con una buena gobernanza y una alta tasa de urbanización crecieron económicamente mientras disminuyeron sus impactos ambientales en el uso de la tierra e infraestructuras”, dijo en un comunicado de la WCS, Eric Sanderson, Zoólogo Conservacionista Señor de la ONG.
A pesar de que hay un impacto, países donde la huella humana ha decreciendo, como Bélgica, Alemania o Francia, son ejemplos de que un desarrollo sostenible si es posible.
En concreto, estaría decreciendo la huella en aquellas naciones con mayor crecimiento económico, un mejor índice de desarrollo humano y menor índice de corrupción. Así explicó la coautora del estudio Ainoa Magrach al diario El País.