En la comuna Chigüilpe se organiza la publicidad para promocionar la fiesta Kasama, que será en Semana Santa. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO
Este año, la fiesta tsáchila Kasama busca dejar réditos económicos en la comuna Chigüilpe, que está ubicada en el kilómetro 7 de la vía Santo Domingo – Quevedo.
Desde el 24 de marzo se realizará la celebración más tradicional de los tsáchilas. Para ellos, Kasama significa comenzar un nuevo año. Esa fecha coincide con el Sábado de Gloria, que festeja la comunidad católica en la Semana Santa. “No se debe a un acto religioso sino de reencontrarnos con nuestras raíces”, aseguró el gobernador de la etnia Tsáchila, Javier Aguavil.
Señala que el objetivo de este año es posicionar la celebración a escala nacional. Los años anteriores se ha intentado. Pero según una disposición del Consejo de Ancianos, la celebración debe hacerse cada año en una comuna tsáchila diferente. “La lejanía con la ciudad y la falta de experiencia en temas turísticos hizo que no se tuviera la acogida esperada”.
Este año se hará en la comuna Chigüilpe, que es una de las más cercanas al centro de Santo Domingo y es la más turística. Ahí se encuentran el museo etnográfico y el centro turístico y cultural Tolón Pelé.
Los tsáchilas planean que el Kasama sea un destino turístico. Pero según Aguavil no cuentan con los recursos necesarios para la publicidad.
Así que se creó una comisión que busque los recursos económicos. En las próximas semanas tiene previsto viajar a Quito para buscar apoyo de las autoridades del Ministerio de Turismo. Por lo pronto consiguió que el Municipio de Santo Domingo invirtiera USD 25 000, a través de la Dirección de Cultura, para publicidad.
Las fotografías y filmaciones para la propaganda se hicieron el pasado martes en Chigüilpe. Se tiene previsto promocionar la fiesta en las redes sociales, a través del Ministerio de Turismo, y en los medios de comunicación.
La agenda del evento aún está en construcción. Pero la actividad más importante será el ritual de purificación a la medianoche. El chamán ingiere una bebida alucinógena llamada ayahuasca.
Después de unos minutos logra comunicarse con los dioses de la naturaleza y así pedir permiso para que los turistas tomen el brebaje y empiecen a purificarse al ingresar en otro mundo, donde hay alucinaciones.
La bebida es efectiva según el grado de desintoxicación que el paciente tenga. Por eso se deben preparar con anterioridad. Ingerir alimentos livianos como ensaladas y beber mucha agua.
De lo contrario puede causar vómito y diarrea. Esos síntomas no dejan que la persona se conecte con los dioses, en los que cree la nacionalidad Tsáchila.
Luego de la ingesta se debe realizar a las 02:00 un baño chamánico de purificación en el río Chigüilpe. El agua limpiará las malas energías y se podrá iniciar el nuevo año, según el calendario tsáchila, con positivismo. “La idea del viaje, a través del ritual, es desconectarnos de las cosas que nos hacen mal. Al regresar se verá la vida de otra manera”, afirma el chamán Agustín Calazacón.
Para el exgobernador tsáchila, Héctor Aguavil, la celebración debe servir para unir a la nacionalidad y demostrar las costumbres y tradiciones. “Si se ve únicamente como un tema turístico, se deben modificar las tradiciones y eso distorsiona la intención de la fiesta”.
Él asegura que la celebración debe ser muy tradicional. Por ello no se deben ingerir bebidas alcohólicas, como la cerveza sino tomar chicha (malá en tsa’fiki) como lo hacían los antepasados.
Según la Gobernación tsáchila habrá juegos tradicionales, música tsáchila en vivo, rituales, exposiciones de la cultura y comida tradicional.
También solicitaron a la Policía Nacional resguardo para los turistas de la zona. Se tiene previsto que al ritual asistan las autoridades provinciales y locales.
Se espera que hasta principios de marzo, la Gobernación cuente con USD 50 000, que fue el monto del año anterior para la organización. La Prefectura indica que como cada año apoyará el evento.