Algunas imágenes del libro Terapia del juego, de la psicóloga María Cecilia López, fueron presentadas en una exposición en Guayaquil. Mediante esta técnica se puede detectar y dar tratamiento frente a casos de abuso sexual. Foto: EL COMERCIO
Usaron sus juguetes para plasmar la pesadilla que vivieron. Algunos muñecos están teñidos con témpera roja. Otros están atrapados en jaulas. Y otros tienen tapados los ojos y la boca.
Las imágenes son reales y conforman una exposición en Guayaquil. Fueron captadas en terapias de juego para demostrar cómo los juguetes se pueden convertir en herramientas para detectar los gritos de auxilio de los pequeños que han sufrido algún tipo de agresión sexual.
“Queremos mostrar cómo a través del juego se logra desencriptar el pedido de auxilio de un niño. Por medio del juego, que es el ambiente del niño, se va descargando ese odio y la agresividad que genera el abuso sexual”, explica Paola Andrade, directora de la ONG Ecuador dice no más.
Esta organización, aliada al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), prepara el segundo seminario internacional sobre innovaciones metodológicas para la detección y tratamiento de los casos de abuso sexual contra menores de edad. Será el 6 y 7 de septiembre en Guayaquil y está dirigido a profesionales en psicología, educación y psicopedagogía.
La psicóloga María Cecilia López será una de las participantes y es además la autora del libro Terapia del juego. La especialista argentina comenta que la mejor manera de desenmascarar el abuso es hablar con los pequeños, pero no preguntarles directamente sino a sus muñecos. “El juego es una proyección de lo que les pasa. Esto es clave en el tratamiento”, asegura.
Según Unicef, el 90% de los abusos ocurre dentro de casa. La directora de Ecuador dice no más explica que apenas un 25% de niños es capaz de hablar y pedir ayuda debido al temor.
Frente a estas estadísticas, la psicóloga argentina María Beatriz Müller, otra de las panelistas, reafirma la importancia de formar personal especializado en la detección de los signos y las señales de abuso para brindar un acompañamiento oportuno. “Hay muchas herramientas que se pueden usar. El abuso es un tema muy complejo, es un tabú y de la única manera que se puede cambiar esto es mediante capacitaciones, difusiones y hablando del tema en todo momento”.
Un juego compulsivo y agresivo es la conclusión de una de las fotos de la exposición. En ella aparecen tres juguetes, representando a una familia. El pequeño que los utilizó tiñó su piel de hule con tinta roja. “Alguien abusa de mí… Tengo miedo de que asesinen a mis padres”, confesó el niño durante una terapia.