Durante la pandemia de covid-19, Elizabeth Unda, de 35 años, identificó que su hijo Emmanuel, de 3, tenía dificultades para comunicarse. El niño hablaba poco. Cuando quería alcanzar algún juguete o tenía hambre simplemente señalaba con su dedo.
Esto generó preocupación en esta madre, que labora en el área de seguros, ya que el pequeño está a punto de ingresar al primer año de inicial. “Optamos por buscar ayuda profesional para determinar si tenía algún problema grave”.
En febrero asistieron al Centro Especializado en el Cuidado Integral Terapéutico (Cecit), con sedes en el norte y sur de Quito. Tratan temas como retraso del lenguaje, disfasia o afasia -alteraciones del habla-.
Diana Fierro y Katherine Vásquez son las terapeutas. Ellas cuentan que durante la pandemia han llegado niños, como Emmanuel, con problemas de lenguaje. Ellas explican que se trata de una respuesta a la falta de interacción con sus pares y otras personas.
“Los más afectados han sido los niños de entre 3 y 5 años, ya que el desarrollo del lenguaje, principalmente expresivo (comunicar sus necesidades, deseos, sentimientos, etc.) se frenó”, señala Fierro.
Ella y su compañera han tratado más casos en esta época. Antes eran tres; hoy entre seis y siete infantes.
Emmanuel fue evaluado por estas especialistas. De inmediato comenzaron las terapias. Su duración va entre tres y seis meses; depende de cada chico. En su caso tuvo cuatro.
En ese tiempo practicó con instrumentos como el tobalo, que es similar a la bocina de un teléfono y que replica su voz, o el forbrain, que amplifica las palabras para mejorar la pronunciación.
Nicolás Espinosa, especialista en Neurología Pediátrica y subjefe del área en el Hospital Metropolitano de Quito, concuerda en que hubo un incremento de los casos de infantes menores de 5 años.
La mayoría -anota- llegó con retrasos del lenguaje y problemas de pronunciación en consonantes, como r o b; también sílabas combinadas como bra, pra, etc. “El número de niños con estas dificultades se ha duplicado en las consultas; el confinamiento y el uso constante de dispositivos afectó”.
Ante ello -comenta- es necesario que los padres y madres estimulen más el lenguaje en casa. Lo pueden hacer con actividades cotidianas.
Los estímulos audiovisuales, por ejemplo, son una ayuda para los infantes. Así, el padre o madre pueden colocar pictogramas o dibujos de frutas o animales y pronunciar constante y correctamente los nombres de cada uno. Además, pueden optar por la lectura de cuentos en familia.
Las rimas, los juegos y la música también son actividades que estimulan el lenguaje en los menores de edad.
Lo explica Cristian Chinachi, director de Tomatis Ecuador. Este centro se encarga, entre otras, del desarrollo del lenguaje por medio de programas de estimulación auditiva neurosensorial.
“Hemos recibido niños que no hablan o solo señalan los objetos que requieren; otros pronuncian los fonemas de forma incorrecta. Se observa un retardo general”.
Por ese motivo, hay un mayor interés de padres y madres en las consultas. Antes de la pandemia, por ejemplo, 30 chicos estaban en terapia y 15 esperaban para ingresar a estas dinámicas. Hoy son más de 50.
Cristian recuerda uno de los casos que tuvo en julio del año pasado. Una madre llegó al centro con su hijo de 4 años. El niño no hablaba ni una palabra. Solo nos miraba y señalaba cuando necesitaba algo.
El problema es que la madre era igual. “Faltaba comunicación, por lo que es importante el estímulo en casa”.
Viviana Hualca, directora académica de Ilvem -centro de desarrollo educativo-, coincide en que el apoyo de los progenitores ha sido fundamental en estos meses de pandemia. “Debemos estimular el área del lenguaje y además la motricidad. Eso se logra con las actividades lúdicas”.
A Elizabeth le han funcionado esas recomendaciones. Emmanuel disfruta de los cuentos y las canciones. Su favorita es ‘Estrellita dónde estás’. Mientras él canta, ella se emociona. “Nadie puede pararlo”.
Verónica Haro también hace ejercicios de lenguaje en casa. Ella es mamá de Zoe, de 3 años. La niña realiza ejercicios de estimulación en casa, debido a algunos inconvenientes en su pronunciación.
Disfruta la lectura de cuentos. “Tratamos de leerle con diferentes entonaciones y voces de los personajes. Además, evitamos pasarle los objetos cuando los señala, debe pronunciar al menos una palabra”.