En Fatosla, empleados llenan la solicitud de vacaciones y la entregan a su jefatura. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Patricia y su esposo tienen todo listo para la visita anual a Portoviejo. Cada año van con sus hijos, aprovechando las vacaciones escolares, que se extenderán hasta el 1 de septiembre. En esa ciudad los espera la abuela, quien también planifica sus vacaciones en agosto para coincidir.
En su oficina, Patricia y otra compañera son las únicas que tienen hijos. Por eso se organizan entre ambas para salir en el mismo período de vacaciones de los chicos, una a la vez.
Para la madre de familia, la temporada de julio y agosto es una “corta oportunidad” para compartir 100% de su tiempo con sus hijos de 12, 9 y 1 año.
Aunque su empresa no es tan grande, Patricia cuenta que permite que todos salgan de vacaciones en las fechas que más les convenga.
En organizaciones más grandes, las vacaciones se planifican desde enero y se hace un seguimiento mensual de lo planeado versus lo ejecutado.
La telefónica Claro, por ejemplo, dispone de una herramienta ‘on line’ para ingresar las fechas de vacaciones.
Gabriela Corrales esperó esta fecha durante todo el año. Es ejecutiva de cuentas en una productora. Con su esposo e hijos viajarán a República Dominicana el 17 de agosto.
Esta madre asegura que es una oportunidad para unirse como familia y dejarles un gran recuerdo a sus hijos de 12 y 9 años. En este tiempo -asegura- es necesario que mamá y papá trabajen. “Pero también es importante no dejar mucho tiempo solos a los hijos”.
Para sus compañeros sin hijos, cuenta Corrales, las vacaciones en verano no son fundamentales, como en su caso. “La fecha para nosotros los padres está marcada por la existencia de nuestros hijos. Los chicos jóvenes y sin hijos salen en cualquier fecha del año”.
Gabriela Corrales planificó sus vacaciones en agosto para salir del país con su familia. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Aunque en las empresas no existen políticas que establezcan que quienes no tengan hijos cedan fechas de verano para vacaciones a quienes son padres, es habitual que estos últimos empaten sus vacaciones con las de los chicos.
Si bien los colaboradores deciden cómo planificar sus vacaciones, existe la tendencia de concentrarlas en febrero y marzo, en la Costa, y en julio y agosto, en la Sierra, indica María Cristina Hidalgo, directora de Talento Humano de Claro.
De los 2 000 trabajadores que tiene Cervecería Nacional, alrededor de 700 solicitan vacaciones durante la temporada libre del calendario escolar en el régimen Sierra.
Esta empresa cuenta con programas para el verano como campamentos vacacionales para niños de 5 a 12 años, con actividades de tipo académico y recreativo.
Otras organizaciones como la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) tienen la política de dos recesos al año para todos sus trabajadores. Ambos se alinean al período de vacaciones escolares, tanto del verano como de Navidad y Año Nuevo.
Vanessa Bonilla es asistente académica en esa institución y aprovecha ambos períodos para compartir con su hija de 13 años. Ella es divorciada y asegura que el padre de la joven también toma días libres durante las vacaciones escolares para compartir con ella.
“Nos permite tener momentos largos con nuestros hijos”, dice Bonilla. En días de trabajo y de clases ella desayuna con su hija, la deja en el colegio y la vuelve a ver luego de su trabajo, pasadas las 17:30.
Sin embargo, por la flexibilidad de su trabajo, a veces pueden almorzar juntas o lleva a la adolescente a la Flacso cuando tiene que acudir, por ejemplo, a una cita médica.
Cuando el presupuesto se los permite, madre e hija van a la playa o a otro sitio dentro del país. Pero este tiempo también lo usan para descansar, hacer trámites pendientes, practicar algún deporte o limpiar la casa.
Lo fundamental, señala Bonilla, es dejar todo listo para el inicio de clases: matrículas, fotos, uniformes, etc.
Gary Rodríguez es jefe de almacén en uno de los locales de Home Vega, en Loja. Tomó siete días de vacaciones en este mes para coincidir con el fin del período escolar de su hija. La intención -asegura- es compartir ese tiempo en familia.
En su trabajo se definen las fechas libres con un mes de anticipación. Rodríguez comenta que en su empresa se programan las vacaciones para que todo el que quiera pueda salir entre junio y agosto, independientemente de que tengan hijos o no.
Corporación Favorita tiene una nómina de 9 263 colaboradores. Alrededor de un 45% toma vacaciones en los meses de julio y agosto. Como parte de la planificación, previo a la salida se prevé la asignación de reemplazos para quienes salen de vacaciones.
Según los datos del ciclo que terminó, en el régimen Sierra y Amazonía 1,9 millones de estudiantes fiscales, particulares, fiscomisionales y municipales están de vacaciones. Las clases arrancarán el 2 de septiembre.