Los padres que optan por la adopción en Ecuador no cuentan con las mismas licencias de quienes los tienen biológicamente. Después de esperar entre dos o tres años, que es lo que dura el trámite, una vez que sus hijos llegan al hogar, solo tienen 15 días de permiso de maternidad.
Para María José Bahamonde, no debería haber una diferenciación en la ley entre los padres que adoptan y los que no lo hacen. Con base en su experiencia, los 15 días que se establecen son insuficientes para generar el nuevo apego entre los niños y su mamá y papá.
Junto con su esposo, José Montúfar, llevó adelante un proceso que duró tres años hasta que finalmente conoció a sus hijos. La idea era adoptar a un niño o niña, pero finalmente recibieron a dos hermanos biológicos de tres y cinco años de edad. A pesar de que la espera en un punto del proceso fue desgastante, la llegada de Alejandro y Alejandra alegró el hogar de la pareja.
Una vez que arribaron a su nueva casa, empezó el tiempo de adaptación. Bahamonde recuerda que tuvo los 15 días de licencia y además pidió otras dos semanas de vacación. Durante este período tuvieron que dedicarse a generar este apego para reconocerse como una familia. Además, este tiempo fue destinado para que los pequeños se acostumbren a su nueva vida.
Alejandra y Alejandro ya estaban familiarizados con la rutina de la casa hogar. Al llegar a esta familia tuvieron que conocer a nuevas personas, que se convertirían en sus abuelos, primos y tíos; cambiarse de escuela, aprender otras costumbres y vincularse con sus padres. Poco a poco la situación se fue normalizando, pero ese mes fue esencial para trabajar en estos aspectos.
Paulina Barahona, psicóloga clínica y directora general académica de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, explica que compartir este tiempo es fundamental para que padres e hijos puedan conocerse y construir un vínculo.
Los 15 días no representan un período ideal para que esto ocurra. Además, en el caso de quienes reciben bebés, es importante que puedan estar presentes el mayor tiempo posible durante su alimentación o tener contacto físico constante para generar esta conexión.
César Carrión actualmente tiene una hija de 10 años a quien adoptó cuando tenía un año y cuatro meses de edad. Al final del proceso, que duró casi dos años, recibió “la llamada más feliz del mundo”. En ese momento, una trabajadora le avisó a él y a su esposa que se les había asignado una niña.
Después empezó el proceso de emparentamiento que, en su caso, fue rápido. Necesitaron el visto bueno de la psicóloga y de la responsable de la casa de acogida. Con esa autorización hicieron el reporte a las autoridades y pudieron llevarse a la pequeña.
La inscribieron en el Registro Civil con sus nuevos apellidos, pero conservaron el nombre que ya tenía. Carrión recuerda que, cuando llegó a su hogar, poco a poco le presentaron a toda la familia. En su casa siempre había un desfile de personas que iban a conocer a la nueva bebé.
Su hija recién había empezado a caminar pocas semanas antes de la adopción. Carrión y su esposa la acompañaron en todo ese proceso. Todos los días le daban el biberón, cambiaban sus pañales, estaban junto a ella en las noches y fueron “aprendiendo a ser papás”.
Por eso, este escritor coincide en que no debe existir una separación entre padres adoptivos y biológicos en la ley, ya que los niños y niñas tienen las mismas necesidades. Estos 15 días no considera son suficientes para todo lo que implica el período de emparentamiento.
El proyecto de Ley Creando Oportunidades, presentada por el presidente Guillermo Lasso a la Asamblea Nacional el 24 de septiembre de 2021, proponía cambios en las licencias para padres adoptivos. Se buscaba extenderlas a seis semanas para la madre y a cuatro para el padre. La Asamblea no la admitió a trámite.
Claudia Cordobés, quien fue adoptada cuando tenía 10 días de nacida, dice que se debe revisar lo que establece la normativa. Esta comunicadora, de 35 años de edad, vivió sus primeros días en un centro de adopción en Colombia.
Sus padres la adoptaron en ese país, ya que en Ecuador el tiempo de espera era muy largo. Cuando ella tenía siete años, regresaron al lugar para adoptar a su hermana.
En esa ocasión, permanecieron un mes en Colombia mientras realizaban los trámites. Este también sirvió como un tiempo de adaptación para toda la familia. Pasaron juntos las malas noches, compartieron el cuidado de la pequeña y se fue generando un nuevo vínculo. Ahora que ella también es mamá, cree que el período de maternidad es esencial para padres biológicos como para quienes lo hacen por elección.