Cerca de la zona universitaria de la ciudad se encuentra el local de Hamburguesas del Sese, acoplado en una casa de dos pisos. Ya desde el pasillo se tiene una primera vista del menú: hamburguesas simples, dobles o triples, con o sin queso. Una carta muy tradicional, sin artificio gourmet.
En una amplia cocina a la vista de los comensales se preparan las hamburguesas, que salen ‘calientitas’ a la mesa. Claro, que en los 12 años que llevan en el mercado no siempre fue así. Marcelo Centeno, al mando del restaurante, relata que empezaron desde abajo, con un pequeño kiosco.
Ahora, ya con un local bien puesto reciben a estudiantes, oficinistas y ejecutivos, desde el mediodía hasta la noche. Centeno dice que la opción que les hizo crecer y con la cual ganaron la fidelidad de los clientes, es la simple con queso. Una hamburguesa sencilla, sin mayores artificios, pero con una carne muy bien preparada.
Últimamente, la combinación que se ha puesto de moda y que piden mucho, es la hawaina, que a semejanza de la variedad de pizza que lleva el mismo nombre, incluye piña. En lugar de trocitos o una mermelada, la del Sese viene acompañada de una jugosa rodaja de la fruta, sin llegar a eclipsar a la carne.
Las Hamburguesas del Sese se preparan a la plancha y se trabaja con carne 100% de res de buena calidad. Foto: Pavel Calahorrano/ EL COMERCIO
Estos dos tipos son los que llegan a la mesa el día de la degustación, junto a las típicas papas fritas, que en este caso no son tan típicas, porque tienen un corte grueso y se aderezan- al gusto de la clientela- con una salsa casera aromatizada con orégano. Esta es única en su clase y no se pueden encontrar en ningún otro lugar de la urbe.
Centeno enfatiza en que cuidan mucho la calidad y manipulación de sus insumos, sobre todo la carne y el queso, que a su parecer son los ingredientes fundamentales de toda hamburguesa. Tras probar ambas variedades los chefs del recorrido culinario- Alfredo Salazar y Pablo Cruz– distinguen el sabor de la carne, en mayor medida del resto de productos, como debe de ser. Claro, que a su parecer para que el medallón sea perfecto faltaron algunos gramos de carne.
La proteína tiene un condimento especial (una sazón secreta que Centono no reveló), que la diferencia del resto, y en conjunto toda la preparación tiene un gusto casero, doméstico y casi artesanal. Se ven y se siente como las hamburguesas hechas por las mamás y que tienden a saborearse en los almuerzos familiares de fin de semana.
En la hamburguesa hawaina, la piña (aunque cada vez hay más locales que incorporan esta fruta en las combinaciones de su menú) no desentona, aporta jugosidad y realza el conjunto, dice Pablo. Lo mismo ocurre con los pickles– de la simple con queso-, que no son de producción industrial, sino una receta preparada por la esposa de Centeno, y esa característica casera es notable al degustarla, señala Alfredo.
Se trata de un platillo bien logrado declaran los expertos, pero comentan que con el paso de los minutos el pan de la parte inferior de humedece, es decir absorbe los jugos de la carne, los líquidos de los vegetales y la salsa. Esto ocurre porque se tuesta el interior de una sola- la superior- de las tapas del pan.
Como por su calidad Hamburguesas del Sese atraen clientes por su accesibilidad. Los costos se acoplan al target que reciben día a día en su local, en su mayoría universitarios, pero también empleados de instituciones cercanas, que buscan almuerzos buenos y baratos.
Otro elemento que funciona como imán para los comensales, es la variedad vegetariana, menciona Centeno. La receta- hecha en base a una torta de fréjol– a cargo de su esposa lleva hasta su restaurante a viajeros y turistas extranjeros.
Precios: USD 2,50 y USD 5
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