La Corporación Nacional Forestal informó que todavía existen 41 incendios forestales activos y 36 han sido controlados y en los otros cinco se lucha para combatirlos. Las autoridades siguen tomando medidas para erradicarlos.
Los incendios en Chile han alarmado a la región en las últimas semanas. Según los expertos, el país sudamericano tiene masivas plantaciones de pino y eucalipto que constituyen una de las razones de la propagación rápida del fuego.
Estos incendios han consumido 600 mil hectáreas de bosque. Además del daño ambiental, existen 3 000 damnificados, 7 157 afectados y se registran 11 víctimas fatales, según el último informe publicado por la Coordinación y Evaluación de Casos de Desastre de Naciones Unidas (Undac), el 10 de febrero.
Existen varios impactos ecológicos del eucalipto. Estos van desde reemplazar la vegetación nativa hasta poseer una particularidad de adaptación al fuego, comentó Esteban Suárez, profesor e investigador del Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientes de la Universidad San Francisco de Quito.
La adaptación al fuego que tiene este árbol es de características biológicas, es decir, es propenso a quemarse porque las cortezas que caen del árbol se acumulan en el suelo y no se descomponen rápidamente. Por esta razón, cuando existe un incendio, las plantaciones o bosques son de fácil combustión.
Otros impactos son el crecimiento rápido del árbol y la producción de sustancias tóxicas que impiden el desarrollo de otras plantas, según un estudio publicado por la investigadora Carolina Paredes, de la Universidad San Francisco de Quito.
Una particularidad de esta especie es que puede sobrevivir a los incendios, por las semillas que posee y el crecimiento vegetativo. Las hojas se queman un poco, pero en realidad no se mueren, asegura Suárez.
Uno de los efectos negativos es la erosión que produce en el suelo, ya que consume gran cantidad de agua y nutrientes por su crecimiento acelerado. Además, destruye el ciclo hidrológico y en algunos casos no brinda a la fauna propia del lugar un buen espacio para vivir.
En el Ecuador esta especie arbórea predomina en varios paisajes ecuatorianos, sobre todo de la Sierra. Se la introdujo desde 1860, en el gobierno de Gabriel García Moreno. Esta plantación fue realizada por dos razones: por la aridez que presentaban algunos parajes; y por el uso de la madera como energía al emprendimiento de la época para la construcción del tren entre Quito y Guayaquil.
Existen dos especies de eucalipto en el país. El Eucaliptos glóbulos fue traído de Australia y ocupa el un 0.89% de la flora. Y en la década del 90 se introdujo otro tipo, conocido como Eucaliptos urograndis (híbrido de Eucalyptusurophylla y Eucalyptusgrandis). Esta variedad se la trajo desde el Brasil y se la usó principalmente para fabricación de tableros, biomasa o para producción de pulpa de papel. En el mundo existen alrededor de 700 clases de eucaliptos, la mayoría se encuentra en Australia y Tasmania.
En el país, estos árboles se encuentran distribuidos, en mayor porcentaje, en las provincias de la Sierra. Tienen más presencia en Chimborazo, Pichincha, Loja, Imbabura, Azuay, Cañar y Cotopaxi.
Aproximadamente, son unos 20 000 ejemplares, según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap)”. La información correcta es la siguiente: “Según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap, la presencia del eucalipto bordearía las 32 000 hectáreas. A estas se suman 1 251,39 hectáreas de esta planta inscritas en el Programa de Incentivos para la Reforestación con Fines Comerciales.
Réplica solicitada por Diego Merizalde, Director de Comunicación Social del Ministerio de Agricultura, Acuacultura, Ganadería y Pesca (Magap)
He leído con atención la noticia publicada con el título ‘El eucalipto genera impactos sobre la naturaleza’ que se publicó el 12 de febrero del 2017. La información que se utilizó no se respalda en investigaciones científicas publicadas a escala internacional, sino en opiniones personales de profesores de la Universidad San Francisco de Quito, las que se basan en hechos que, hasta cierto punto, son utilizados para especular y estigmatizar a los árboles del género Eucalyptus.
Por este motivo, esta misiva tiene la finalidad de presentar los hechos científicos que se conoce sobre el eucalipto para que el lector se forme su propio criterio sobre el tema. Incendios forestales: la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, 2007) menciona que los incendios forestales, en su mayoría, son provocados por el hombre.
En el caso de América Latina se señala que el 85% de los incendios tienen un origen antrópico. Basta recordar los innumerables incendios que se reportan anualmente en la reserva ecológica del Bosque Colorado, en donde no existen árboles de eucalipto. Reemplazo a la vegetación nativa: el eucalipto fue introducido en el país para reforestar lugares que habían sido deforestados por efecto del avance de la frontera agrícola, los mismos que luego de sobre utilizarse -para la producción ganadera o agrícola- se encontraban en riesgo de erosionarse o desgastados nutricionalmente. Además, hay que recordar que en el país existe el Programa de Incentivos Forestales, el cual dentro de sus normativas indica que no se pueden incentivar plantaciones de árboles en lugares que tengan bosque nativo o que se encuentren dentro de zonas de bosques protegidos, páramos o zonas de protección de cuerpos de agua. Impactos ambientales negativos: se mencionan riesgos ambientales, discusión que ha sido relegada en el tiempo, ya que innumerables estudios ponen en evidencia las ventajas de los bosques plantados (incluso de eucalipto) frente a los procesos de erosión y degradación sufridos por malas prácticas agrícolas y ganaderas. (FAO, Universidad de Huelva, Centro para la Investigación Forestal Internacional, por mencionar algunas).
Según FAO (2009), la falta de manejo de las plantaciones forestales es el principal factor que provocaría erosión de los suelos y escorrentía de agua. En lugares donde se establezcan plantaciones es esencial limitar la distorsión del suelo y promover la presencia de sotobosque y una buena capa de hojarasca, lo que se logra dando raleos oportunos y adecuados, así como evitando los incendios forestales durante la época seca. En la información publicada por EL COMERCIO no se mencionan los beneficios que proveen las plantaciones forestales como son: la estabilización de suelos y clima, regulación de los flujos de agua, el secuestro de carbono (mitigación del cambio climático), conservación de fauna, mejoramiento de suelos, protección de fuentes de agua, atracción de lluvias y mejoras del paisaje (FAO, 2016). Quiroz (2007), en su libro: ‘El Eucalipto: Cien años en Brasil’, menciona que hay biólogos que han reportado hasta 300 especies de aves que se alimentan, reproducen y anidan en las plantaciones de eucalipto que existen en Bahía, Espíritu Santo y Sao Paulo, Brasil. Según Baral, 11 (2016) en un estudio publicado por el Centro para la Investigación Forestal Internacional, se concluye que “la plantación de las especies adecuadas en los lugares adecuados puede generar diversos beneficios, no solo madera. Depende de dónde se encuentren ubicadas en el paisaje, qué es lo que sustituyan, cómo se manejen y demás”. La FAO (2003) reportó que la producción de pulpa de papel en Latinoamérica y el Caribe fue de 303 millones de metros cúbicos. Si no tenemos madera para el uso industrial proveniente de plantaciones (sean estas de pino, eucalipto, entre otros) ¿de dónde saldrá la madera para suplir esta demanda de papel? Obviamente saldría del bosque nativo generando un proceso de deforestación, convirtiéndose en un atentando flagrante contra la naturaleza. Número de ejemplares en el Ecuador: la nota del Diario indica que existen 20 mil ejemplares de eucalipto. Este dato no puede estar más errado, ya que se estima que en Ecuador existen aproximadamente 20 mil ha. plantadas con Eucalyptus globuhts en la Sierra y cerca de 5 000 ha. plantadas con Eucalyptus urograndis ubicadas en Esmeraldas.
Nota de la Redacción
El jueves 16 de febrero, en la página T3, se publicó una rectificación sobre la cifra errónea escrita el 12 de febrero. Hoy, la réplica del Director de Comunicación del Magap insiste sobre el mismo punto.