Desconocimiento de la campaña de inoculación, temor a ser deportado o buscar una marca de vacuna en particular. Esos son algunos motivos por los cuales grupos de extranjeros que están en Ecuador aún no han sido vacunados.
En el país se han aplicado 9,9 millones de primeras dosis. De ellas, 8 561 corresponden a personas en condición de movilidad. Mientras que de las 5,5 millones de segundas dosis colocadas, 2 983 están en este grupo, según cifras publicadas en el Vacunómetro del Ministerio de Salud Pública (MSP), con corte al 17 de este mes.
Según Xavier Muenala, coordinador del programa humanitario de CARE Ecuador, al inicio del plan de inmunización hubo denuncias de ciudadanos de otras naciones de no ser atendidos en los puestos de vacunación.
Pero tras reuniones entre funcionarios de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), MSP y Cancillería, la inoculación se abrió para los foráneos desde julio pasado.
Marzia Dalto, jefe de Oficina de la Acnur en Ecuador, contó que hubo una coordinación interinstitucional para que la vacuna sea un derecho universal. Los foráneos no necesitan presentar documentos de identificación.
“No es necesario ninguna cédula, ningún pasaporte, ninguna visa. Ustedes saben que a veces las personas refugiadas han tenido que huir de un país, por lo cual no siempre los documentos están disponibles”, contó.
A pesar de ello hay personas que no han podido acogerse a este beneficio. Es el caso de César O., quien llegó hace un par de semanas a Ibarra, en Imbabura, huyendo de la violencia en Colombia. Le acompañan su esposa y dos hijos.
Por el momento, esta familia está pernoctando en la calle. César esperaba que una brigada de vacunación de Colombia llegara a la zona rural en donde vivían. Pero antes arribaron integrantes de un grupo armado, que les amenazaron de muerte si no abandonaban una finca que tenían en Arauca, en el norte de Santander.
A inicios de esta semana, su hijo de 6 años estuvo con diarrea toda la noche. Desesperado, el padre acudió a un Centro de Salud de Ibarra. Pero una enfermera le advirtió que no le iban a atender porque ingresó a las instalaciones sin turno, de manera irregular.
Los padres del pequeño le suministraron agua con limón, que era lo único que tenían, y el niño mejoró. Ahora César teme que si visita algún puesto de vacunación podrían denunciarlo con la Policía y expulsarlo del Ecuador.
Una experiencia parecida vivió Yosmery, una venezolana que trabaja en un centro de tolerancia. En mayo pasado concurrió a un punto de inmunización con la cédula de identidad de su país. Pero le dijeron que primero iban a inocular a todos los ecuatorianos.
El jueves pasado la extranjera recibió la segunda dosis. Aprovechó una jornada de atención médica que organizaron las autoridades de salud de Imbabura, en un centro de diversión nocturna.
En ese lugar se aplicó la segunda dosis a 200 personas, la mayoría trabajadoras sexuales; además, se realizaron exámenes de VIH. De este grupo, el 70% son extranjeras, aclara una de las enfermeras.
Yosmery recibió la primera dosis a finales de julio, en una campaña exclusiva para trabajadoras de centros nocturnos.
Pero no todos los extranjeros han tenido inconvenientes. La colombiana Irma Isabel La Torre, que tiene 30 de sus 83 años como residente en Ecuador, recibió las dos dosis de Pfizer en Ibarra. Asegura que la atención fue dinámica.
Lo mismo opina su hija, Patricia Flórez. Ella recibió la vacuna de la marca Sinovac.
Un proceso rápido de vacunación también vivieron los 1 800 ciudadanos de Estados Unidos y Canadá que residen en Cotacachi, Imbabura. Eduardo Bustamante, director Distrital de Cotacachi del MSP, recuerda que los “gringuitos” estuvieron entre los primeros beneficiados del plan inicial, a partir de marzo pasado, debido que la mayoría son adultos mayores.
El único reparo que pusieron era que solicitaban que se les aplicara la fórmula de Pfizer, argumentando que era una de las pocas vacunas reconocidas por sus países de origen, para permitirles el ingreso.
Es una opinión parecida a la de la venezolana María Tovar. Esta mujer de 60 años ha recorrido varios puntos de vacunación de Imbabura averiguando en cuál de ellos se aplicará la vacuna Pfizer. Explica que ella, su hija y su nieto necesitan la dosis de esta marca para poder viajar a Europa.
Para alertar a los extranjeros en condición de movilidad, las agencias foráneas de cooperación iniciaron una campaña de difusión. A través de comunicados verbales y redes sociales, se informa que todas las personas tienen derecho a recibir la vacuna contra el covid-19, sin importar su nacionalidad o situación migratoria.
Se alerta que según la fase actual del plan 9/100 hasta el 5 de septiembre se prioriza la segunda dosis. Y desde el 6 de septiembre se suministrarán primeras y segundas dosis.
Muenala opina que la vacunación general es indispensable para aspirar a una verdadera inmunización de rebaño.