Los estudiantes comenzaron a recibir clases en la Facultad de Medicina de la universidad de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Roberto Passailaigue regresó a la Facultad de Jurisprudencia donde estudió. Lo hizo la mañana de este lunes 22 de octubre de 2018 para dar la bienvenida a los estudiantes de la Universidad de Guayaquil.
El nuevo semestre comenzó con una semana de atraso y en medio de un proceso de intervención que es dirigido por Passailaigue. Esta mañana recorrió tres facultades, ingresó a las aulas y compartió breves mensajes. “No se dejen engañar por falsos dirigentes; no participen en política partidista”.
Desde el pasado viernes la U. de Guayaquil atraviesa una segunda intervención. El Consejo de Educación Superior (CES) dispuso el acompañamiento ante los hechos de violencia que surgieron debido a la pugna por el rectorado.
“Al inicio esta situación era preocupante por nuestra seguridad y porque había confusión sobre el inicio de clases (…). Perder clases no nos conviene”, dijo Allison Morales, quien empezó este lunes el segundo semestre de Ingeniería en Marketing.
El centro de educación superior más grande del país registra cerca de 60 000 estudiantes. Passailaigue informó que unos 3 000 no lograron acceder a la matriculación a tiempo. La inscripción se realiza a través de un portal web, pero hubo problemas a causa de los conflictos internos. El proceso se extenderá durante esta semana, también para cerca de 600 alumnos que solicitan terceras matrículas.
Este y otros procesos de la fase inicial de clases fueron encargados por los interventores a los docentes más antiguos de cada una de las 17 facultades.
Esto debido a que las funciones de los decanos y otras autoridades están suspendidas. “Hay que reorganizar la universidad porque existen parcelas de poder y eso no puede ser”, aseguró el presidente de la Comisión Interventora.
En facultades como Jurisprudencia las aulas no se llevaron por completo. En cambio Ciencias Médicas lució repleta.
Stephanie Anchundia viajó desde El Oro para empezar la carrera de Medicina. La joven prefirió pasar por alto el conflicto que vivió la universidad días atrás y espera que se apliquen soluciones a largo plazo para que las clases no sean interrumpidas. Esta mañana su horario solo incluía la materia de Histología.
Los ajustes al cronograma por el aplazamiento del inicio del semestre inquietan a algunos estudiantes. En la Escuela de Obstetricia les habrían indicado que los exámenes se postergan para el 2 de enero de 2019; usualmente se realizan antes de la Navidad.
“Es preocupante porque muchos somos de otras provincias y es complicado viajar en esas fechas; tampoco tendríamos tiempo para solicitar las recalificaciones y eso puede perjudicar nuestro puntaje”, contó un joven de Santa Elena, quien prefirió no dar su nombre.
A esto se suma la falta de definición de docentes por materias. Durante la mañana algunos horarios no se habían concretado, como explicaron algunos alumnos.
En un comunicado que circuló el fin de semana, el vicerrectorado de Formación Académica y Profesional dispuso que las clases sean impartidas por docentes a tiempo completo y parcial.
“Los profesores con modalidades de contrato, facturas y honorarios serán requeridos y planificados solamente a falta de los profesores titulares o por necesidad institucional debidamente comprobada”, puntualizó el documento. Hasta el año pasado la universidad reportó 3 560 profesores.
Passailaigue anunció que hay reclasificaciones pendientes de maestros y que se cumplirá con aquellas enmarcadas en la ley. “Reclasificaciones legales y técnicas, no políticas como las quisieron manejar anteriormente”, afirmó.
Entre sus primeras acciones, la Comisión Interventora se reunió con auditores de la Contraloría General del Estado para conocer el avance de los exámenes especiales que se aplican al centro de estudios. “Hay más de 200 observaciones que no han sido acatadas por anteriores administraciones y que poco a poco tendremos que ir solucionando”.
A fines de agosto, una resolución de este organismo de control suspendió al exrector Galo Salcedo por irregularidades en la emisión de 28 títulos de abogados. Poco después comenzó la inestabilidad en la universidad.