La ruta en dos ruedas tiene más modelos

Las bicicletas de dos o tres personas funcionan de la misma forma que una individual. Foto: María Isabel Valarezo/ El Comercio.

Las bicicletas de dos o tres personas funcionan de la misma forma que una individual. Foto: María Isabel Valarezo/ El Comercio.

Las bicicletas de dos o tres personas funcionan de la misma forma que una individual. Foto: María Isabel Valarezo/ El Comercio.

Con la expansión y el crecimiento de la práctica del ciclismo, no solo como un deporte sino como un ‘hobby’, en Quito se ha generado una demanda más exigente de bicicletas con diseños personalizados. Los usuarios buscan ahora modelos exclusivos tanto en pintura como en su estructura.

En múltiples ocasiones se hace una adaptación acorde al peso y al tamaño del cliente, indica Cristian Taco, fabricante de este medio de ­transporte alternativo. Esto pasa cuando la bici va a ser usada para ­recorridos largos por la ciudad. Es decir, para movilizarse por distancias muy amplias.

Pero cuando se trata de pasear con los amigos o con la familia, en el parque El Ejido -en el centro-norte de la ciudad- hay una opción. Se trata de modelos de bicicletas en las que pueden pedalear dos y hasta tres personas a la vez.

Catalina Bustamante llegó junto con sus dos hijos al parque para pasar un rato. Mientras degustaban de unos helados, miraron que en el centro del lugar estaban parqueadas 12 bicicletas con varios manubrios.

Miguel Carranco, de 11 años, alentó para que su hermano, su madre y él dieran un paseo rápido a bordo de una bici para tres.
Cada media hora cuesta USD 3, y los usuarios pueden dar vueltas por el parque y las calles aledañas hasta que se termine el tiempo convenido.

El primer paso para montar una bicicleta es lograr el equilibrio adecuado, sostiene el ciclista urbano Diego Peñaherrera. Pero cuando dos personas van a manejar al mismo tiempo, el equilibrio para empezar un paseo en dos ruedas requiere de más esfuerzo y coordinación.

Su premisa se comprobó cuando la familia Carranco Bustamante inició la travesía. Quien se colocó en el primer manubrio fue Miguel. Su mamá -que confesó no ser una experta y que la última vez que se subió a una bici fue hace más de 10 años- se colocó en el medio. Y Roberto, el otro hermano, se subió en el último puesto.

La familia tardó cerca de 15 minutos en equilibrarse y empezar a pedalear juntos de forma armónica.

Para el psicólogo Andrés Castro, este tipo de bicicletas no solo ayuda a hacer actividad física, sino que ­también pone a prueba la capacidad para que una familia o un grupo de amigos trabaje en equipo y no cada uno por su cuenta.

En el parque El Ejido se alquilan estos vehículos todos los días, desde las 09:00 hasta las 17:00, para quienes quieran arriesgarse y practicar este deporte con familiares o amigos.

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