Sharamentsa promociona el turismo vivencial en Pastaza

Un indígena de la nacionalidad Achuar despide a un grupo de turistas. Foto: cortesía.

Un indígena de la nacionalidad Achuar despide a un grupo de turistas. Foto: cortesía.

El visitante puede fotografiar los atardeceres desde la pista de Sharamentsa. La comunidad está asentada cerca del río Pastaza. Foto: cortesía.

Las 22 familias de la comunidad Achuar de Sharamentsa promocionan sus atractivos.  Los dirigentes emprendieron en la actividad del ecoturismo para evitar que los jóvenes migren a las ciudades o sean parte de las empresas petroleras. Asimismo buscan proteger el bosque húmedo tropical donde hay una variada riqueza en flora y fauna.

La iniciativa del Centro de Turismo Comunitario Sharamentsa se inició en el 2017 y cuentan con el apoyo del Ministerio de Turismo y de la Prefectura. Estas instituciones capacitaron a los pobladores como guías turísticos certificados y atención al cliente para dar un buen servicio a los turistas que los visiten.

“Hemos tomado como ejemplo el emprendimiento sostenible y autónomo de nuestros vecinos de Kapawi. Y con esa visión estamos promocionando nuestra comunidad”, aseguró Faustino Kuyash, presidente de Sharamentsa.

El visitante puede ingresar a la comunidad vía aérea o por canoa. Las pequeñas casas de chonta y madera se encuentran a 80 kilómetros del centro de Pastaza, en la cuenca del río que lleva el nombre de la provincia.

El dirigente indicó que si el visitante desea viajar por la vía fluvial debe trasladarse en auto desde el centro de Pastaza hasta el Puerto Iwia, ubicado en la comunidad en el kilómetro 30 de la vía Napo-Pastaza. Ahí se embarca en una canoa a motor, cuyo viaje toma tres horas.

En el trayecto se observan árboles de diferentes tamaños, guacamayos, loras y otros animales. “Es un viaje fascinante donde se puede observar a la selva en su estado puro”.

Para acceder por vía aérea, el turista debe arribar a la parroquia Shell del cantón Mera, en Pastaza. Desde el aeropuerto Río Amazonas puede tomar una avioneta con dirección a la comunidad que cuenta con su propia pista de aterrizaje. El viaje dura 40 minutos.

La permanencia en la comunidad es de tres a siete días, dependiendo del programa, lo cual se organiza directamente con los guías. Para el descanso de los visitantes hay habitaciones construidas sobre pilotes, rodeadas de abundante vegetación y aves.

Un indígena de la nacionalidad Achuar despide a un grupo de turistas. Foto: cortesía.

Las viviendas de forma elíptica están hechas con madera, lianas y hojas de palma.

Durante el tiempo que permanecerán tienen varias actividades, como visitar las cascadas de Yaguntan y Huanchantan, que están a 45 minutos de la comunidad.

Otra de las alternativas es la caminata a la laguna Wayucenta. Allí se ubicó un espacio para los rituales ancestrales de la nacionalidad Achuar. Los sabios realizan la ceremonia de la wayusa y purificaciones con hierbas medicinales.

“Hacemos la invocación al espíritu de la selva e interpretación de los sueños. Para estos rituales se necesita un espacio donde nos podamos conectar con la madre naturaleza”, indicó Kuyash. Se hacen viajes en canoa a los bosques de balsa y ceibo, cercanos al río Pastaza. En el afluente se divisan patos y delfines rosados.

“El trayecto es entretenido y podemos compartir nuestras vivencias degustando un jugo de coco o agua”, aseguró Carlos López, director de Turismo de la Prefectura de Pastaza.

Otra de las actividades es la visita a las chacras ecológicas donde se cultivan plátano verde, maní, guanábana, naranja, mandarina y la planta de chonta para la cosecha de los chontaduros.

El visitante puede ingresar a las casas de los indígenas para observar cómo viven o preparan sus alimentos con leña. Entre los platos que pueden degustar están el palmito y maitos. El turista tiene la opción de ser parte de la elaboración de artesanías, como aretes, collares y otros. También, está invitado a los juegos ancestrales como el uso de cerbatana o el lanzamiento de la lanza.

La noche cultural se realiza en la víspera de la despedida. Los Achuar visten con el traje típico itip y se pintan el rostro. Danzan alrededor de una fogata y cantan en su lengua nativa, el kichwa.

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