Los microgránulos en algunos jabones y exfoliadores son plásticos, por lo que tienen un impácto negativo en el ambiente. Foto: Archivo
Están en el jabón para el rostro, en exfoliantes y en productos de gel para la ducha. Son microgránulos de polímero (u otros compuestos plásticos) tan pequeños que parecen inofensivos y otros, aún más pequeños, no son visibles para el ojo humano. Eventualmente llegan a ríos y mares y los peces los confunden con alimento, así que se los comen.
Como si alimentarse de plástico no fuera suficientemente malo para la vida marina (y para la cadena alimenticia, eventualmente para los humanos), científicos han encontrado que estos microgránulos pueden hospedar químicos contaminantes.
Además, dentistas han encontrado que estos componentes —que son parte de las fórmulas de algunas pastas dentales— se quedan atrapados en las encías, convirtiéndose en albergue para bacterias dañinas. Incluso, científicos en China han encontrado microgránulos en sal de mesa, demostrando su gran alcance.
Por ello, Estados Unidos prohibió estos ingredientes en los productos de baño. Otros países también están tomando medidas y aunque en Ecuador las autoridades no se han pronunciado sobre el tema, los consumidores pueden hacer compras conscientes sin afectar sus rutinas de aseo y belleza.
Alternativas naturales y no contaminantes
El limón es una alternativa natural y no contaminante para exfoliar. Foto: Archivo.
Rubén Salazar, químico y gerente de la empresa de productos de limpieza Indusaye, recomienda evitar los productos que contengan polímeros, poliuretano o polietileno. Estas son algunas de las denominaciones que se usan para indicar compuestos plásticos, material que tarda siglos en descomponerse y reintegrarse a la naturaleza.
Tanto la industria cosmética como los consumidores tienen una amplia gama de opciones no contaminantes para cumplir las mismas acciones de exfoliación y microexfoliación que realizan las bolitas de polímero. El bicarbonato de sodio, por ejemplo, es un ingrediente común en las pastas dentales y en la alacena de los hogares.
El Silka gel, una arena pura finamente molida; la piedra pómez, un silicato de espuma volcánica; la diatomea, un mineral; o las microlijas, pueden ser usadas en tratamientos de abrasión o micro-abrasión sin contaminar, pues al ser de origen natural se integran directamente al ambiente.
El limón es un ejemplo muy conocido. Al dejar actuar por unos minutos sobre la piel, el ácido cítrico y el ácido ascórbico de esta fruta ocasionan una dermoabrasión química. Asimismo, se sintetizan estos ácidos químicamente para elaborar fórmulas de uso profesional o de venta libre. Otros ácidos que se usan en productos exfoliantes son el mandélico y el glicólico.
Uso de los exfoliantes
Salazar advierte que aunque muchos de estos productos sean de origen natural, no son aptos para todos los tipos de piel. Tampoco hay que abusar de ellos, explica que la piel tiene un proceso natural de regeneración celular y para mantenerla limpia lo recomendable es usar un jabón neutro.
Si prefiere usar productos disponibles en su alacena (bicarbonato de sodio, limón) lo mejor es probarlos primero en el dorso de la mano, para comprobar que no existen alergias o sensibilidad. Lo mismo se debe hacer con las fórmulas de limpieza y exfoliación de venta libre.
Lo ideal es acudir a un profesional, que le recetará los productos más adecuados para su tipo de piel, indica el médico dermatólogo Harvey Pazmiño. El médico del Centro Médico Axxis y del Hospital Vozandes insiste en que cada persona tiene un tipo de piel diferente, así que si presentara alguna condición que requiera atención extra, hay que hablar con el dermatólogo. Además, dice que la piel de cada zona del cuerpo es diferente, por lo que debe aplicar tratamientos diferentes.