Los Panchos popularizaron el formato del trío en el bolero. En su estilo particular, también interpretaron tangos. Foto: Cortesía Espectar
Este viernes 20 de febrero se llevará a cabo un encuentro de géneros que son parte del patrimonio latinoamericano. De tal bolero, tal tango pone en escena a Los Panchos, Patricia González y Sanluistango, para celebrar canciones inmortales de dos de los ritmos más populares del siglo XX en el continente.
Pese a sus diferencias estilísticas, interpretativas e históricas, ambos comparten características definitivas propias del mestizaje.
De hecho, la mayor comunión está en su origen. Aunque el tango resonó en el arrabal de los puertos del Río de La Plata a finales del siglo XIX y que el bolero se consolidó en el océano que rodea a Cuba en los años 20, ambos ritmos deben sus cadencias a los afros. Claro, si bien no es posible descartar las influencias europeas, ambos arrastraron durante décadas previas a su consolidación un cóctel de impulso afro.
La incorporación de la percusión antillana y la síncopa inexistente en el bolero español o el maridaje entre el candombe y habanera con la zarzuela en los tangos o reuniones carnavaleras de negros en Argentina son solo muestras de este hecho. Así, el tango se estampó al inicio en el burdel de chinas y guapos; entre inmigrantes europeos, criollos y negros de clase baja.
En cambio el bolero, por su carácter romántico, se acopló con menos trabas a otros estratos sociales en la isla caribeña y sus alrededores. Sin embargo, la censura también tocó la puerta al ritmo de Agustín Lara y Los Panchos, aunque con menos rigor que el tango, cuyo baile era considerado inmoral, no solo por la clase privilegiada argentina, sino incluso por la de Europa, que se vio invadida por el ritmo de 2×4 antes de la Primera Guerra Mundial.
Patricia González cumple 45 años de vida artística. En este tiempo ha grabado más de 35 discos. Foto: Cortesía Espectar
En México, por ejemplo, según el libro ‘El bolero en sus propias palabras’, se creó en 1946 una sociedad denominada Liga de la Decencia, ente amparado por el gobierno que prohibió la emisión de temas “sensuales”, como los del propio Lara quien, como buen católico, enmendó sus textos para el gusto de los moralistas.
En Argentina pasaba lo mismo con el tango a finales de los años 30, época en que el reglamento de la radiofonía cambió para castigar “todo lo que revistiera de un carácter netamente popular”, según el historiador argentino Jesús Martínez. Así muchos autores tangueros tuvieron que cambiar letras y títulos: Chiché pasó a ser El elegante; Shusheta se hizo El aristócrata; Muchachos se armó la milonga fue Muchachos comienza la ronda. Así, un gran etcétera.
Pese a toda traba, ambos mantuvieron su apogeo más allá de las fronteras que los vieron nacer. El tango llegó a Europa con éxito desde la primera década del siglo XX, tanto así que existen adaptaciones regionales como el tango liso de Italia o el tango yddish de Polonia. El bolero en cambio fue un fenómeno que englobó a todo el continente, incluido EE.UU. Artistas como Nat King Cole o Elvis Presley grabaron boleros, siendo el más versionado por los anglosajones Bésame mucho, de Consuelo Velásquez.
Lo interesante es que el tango perdió terreno ante el bolero -y ante otros ritmos nuevos como el folclor, la balada o la cumbia– en la época dorada del segundo que tuvo lugar al comenzar la década del 50. El bolero vivió el mismo destino en los 60, época justa del quiebre que se vivió a escala mundial en plena época de la revolución sexual; del punto mismo en que estos ritmos serían considerados ‘viejos’ por la nueva generación -algo más globalizada- que empezó a escuchar pop y rock and roll.
Sin embargo, ninguno feneció. Ambos tuvieron renacimientos que los conectaron con otras generaciones a finales del siglo XX. Hoy, su ritmo y sonoridad son recurrentes en proyectos de vanguardia como Bajofondo -que en abril se presenta en Quito- en el caso del tango o Transadelica en el bolero. Ya no hay tango y bolero de masa. Hoy son parte de una intimidad selecta aupada en la curiosidad y fusión de nuevos compositores.
Testimonio
Patricia González.
El bolero va de la mano con el amor. ¿Usted se ha enamorado con un reggaetón? El amor es como el odio, existe en todas partes.
Son letras bonitas. A veces hasta yo me siento protagonista; es lo que yo quiero. El bolero por eso dura. Luis Miguel invadió a la juventud con eso. Mis sobrinos me decían si conocía Te extraño, de Luis Miguel. Les dije “tontos, ¡si ese bolero es de Armando Manzanero y lo canto yo!” (risas).
En contexto
El concierto De tal bolero, tal tango se presenta a propósito del mes del amor. Tendrá lugar este viernes 20 de febrero, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana de Quito, a las 20:00. Las estradas están disponibles en Ticketshow.com.ec.